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Muchas gracias por la cálida acogida al Centro Nazaret de Cáritas Pamplona
por Agustín Ortiz
Sábado 30 de junio, 8.00 de la mañana. Empieza a haber un movimiento inusual junto al hogar San José, en Pamplona, del centro Nazaret de Cáritas. Hay que cargar la furgoneta con unas cuantas cosas necesarias para preparar la comida que ese día vamos a tener en Trébago (Soria), dentro del programa de la excursión anual que se organiza para usuarios, voluntarios y trabajadores de este proyecto. Este año hay que cargar con alguna cosa menos, el pueblo de Trébago nos deja las mesas y gran parte de las sillas que necesitaremos. Y ¿por qué Trébago? La relación de Mª José, una de las voluntarias, con Juan y Conchita, y todas las facilidades encontradas, han sido las causantes de esta opción, que como se verá ha sido más que acertada.
A las 8.30 ya estamos prácticamente preparados. La mayoría de los participantes, 42 con el chófer, en la excursión se montan en el autobús, preocupándose antes de cargar el almuerzo. Comenzarán visitando Tarazona y su magnífica catedral, para a continuación llegar a Vozmediano con intención, al menos algunos, de visitar el nacedero del Queiles y llegar en torno a las 14.30 a Trébago a mesa puesta dispuestos para la comida.
Para que todo eso sea posible, otros cuatro 'excursionistas', dos cocineros y dos pinches, se montan en la furgoneta para ir directamente a Trébago y poder preparar todo para que a las 14.30 el resto de participantes puedan ver cumplidas sus expectativas. La idea era ir directamente, pero una pequeña confusión en Ágreda hizo que cogieran la carretera de Ólvega, lo que retrasó la llegada.
Allí nos esperaba Jesús, en el centro social, que con gran disponibilidad nos mostró el lugar donde cocinar y comer y las sillas y las mesas que utilizaríamos. Además se ofreció para todo lo que fuera necesario. Comenzamos a organizar todo. La carne para el calderete se había quedado en Pamplona; así que de nuevo, coger la furgoneta y darle una alegría al carnicero de Ágreda. No era lo único que se nos había olvidado; los tenedores no aparecían por ningún lado, así que recurrimos a la disponibilidad de Jesús, que muy gustoso nos proporcionó unos tenedores de usar y tirar.
Cuando todo estaba en marcha, los dos pinches de cocina aprovechan para unirse al grupo general en Vozmediano para el pequeño paseo hasta el nacedero del Queiles; Sara se une a la comitiva.
A la hora prevista llega todo el grupo a Trébago, En este momento lo único importante es comer (y para algunos ir al baño), así que de momento el pueblo no importa mucho, ya lo conoceremos por la tarde.
El lugar resulta ser inmejorable: la sombra, el verde, el aire que corre... Seguro que los de Trébago también se han preocupado de encargar un día así para nosotros. La comida, sencilla, pero deliciosa gracias a nuestros dos cocineros principales, Mª José y Pello.
Recogemos todo, no sin haber disfrutado de una tranquila sobremesa; y ahora sí, es momento de conocer el pueblo, guiados por Sara: la iglesia, la torre medieval, el albergue, las casas municipales de turismo rural, el centro médico, la sala de ordenadores, el edifico que albergará el centro de información de la cantera de piedras de molino, y la asociación cultural. No había un modo mejor de darse un paseo por el pueblo y descubrir todos sus encantos.
Llegaba la hora de partir. Y había un sentimiento generalizado, el agradecimiento al pueblo de Trébago, por su grata acogida y por su disponibilidad, personificados, principalmente en este caso en Jesús y Sara, que nos hicieron sentir como en nuestra propia casa y que colaboraron en gran medida a que pudiéramos disfrutar de la excursión de este año.
No sé si volveremos a Trébago o no; lo que sí es claro es que nos llevamos un muy grato recuerdo, que no creo que olvidemos fácilmente. MUCHAS GRACIAS POR TODO.
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