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Diario de un alcalde de Trévago



por Berta Lázaro Martínez

A mis ocho o nueve años escucho con devoción a mi padre, que va desgranando las frases de un libro de hojas amarillentas y apretada letra. El sonido de su voz me acuna y casi se me cierran los ojos. A pesar de que ya es hora de irse a la cama el brasero invita a prolongar la sobremesa. Mi madre cose afanosa y escucha a la vez. Por las rendijas de la puerta de la cocina el viento se cuela y produce un agudo y persistente silbido, presagio de lluvia e invierno.

El frío y la oscuridad de la noche propiciaban el recogimiento familiar. Conservo en la memoria recuerdos nítidos de esas veladas invernales y, si me concentro, todavía rescato el timbre de la voz serena y tranquila de mi padre cuando leía en aquellas trasnochadas de mi infancia. Recuerdo el perfil de mi madre inclinada ante la labor y la posición de los dos en torno a la mesa redonda de la cocina. La forja de un rebelde, la Historia del cautivo, Los miserables eran algunos de los títulos que ocuparon muchas horas de las noches heladas del invierno soriano. Reposaban durante el día en la estantería metálica que teníamos en un rincón de la habitación y yo, más de una vez, acariciaba las desgastadas cubiertas de esos tomos mientras cavilaba sobre el significado de esas palabras, que tenían para mí resonancias de aventura y misterio. Yo ni entendía el contenido de los libros ni lo dejaba de entender, pero me gustaba escuchar y de alguna manera encontraba cierta trascendencia al rito que nos reunía después de cenar alrededor del brasero. También tengo en mi cabeza la imagen precisa de mi padre escribiendo en sus cuadernos. A mí me fascinaba mirarlo y cómo, casi por arte de magia, aparecían en sus libretas blancas las líneas rectas de su caligrafía rotunda, inclinada y un poco difícil de entender. Este recuerdo de mi infancia se forjó porque esta escena se repitió muchas noches: José Lázaro Carrascosa, Pepe, que fue nombrado alcalde de Trébago el 30 de septiembre de 1965 y desempeñó el cargo durante diez años, registró minuciosamente su actividad municipal en un diario -Diario de Alcalde- que escribió a lo largo de ese periodo de tiempo, en el que se detallan con precisión los pormenores de este ejercicio. En las primeras páginas de estos escritos declara su voluntad de llevar a cabo esta tarea y, en cierta medida, se impone a sí mismo la obligación de recoger el pulso de Trébago en esa encrucijada vital.

Los años sesenta y setenta del pasado siglo marcaron el fin de una época en las sociedades rurales y trajeron grandes cambios en sus formas de vida. Los pequeños pueblos, heridos por el zarpazo de la emigración y la despoblación, iniciaban una decadencia evidente. Mi padre escribía en nuestra cocina y pensaba en el momento crítico que le había tocado vivir, temía por la pervivencia de Trébago y vertía en su diario sus dudas y sus anhelos de futuro. Sin duda también en otras cocinas de nuestro pueblo, en esas noches largas y desapacibles de los inviernos, se percibía y se sufría el declive de los pueblos sorianos y, sin duda, en todas ellas se soñaba con un porvenir mejor para los hijos. En medio de tantas incertidumbres las tribulaciones de un alcalde emprendedor y sus afanes tienen un interés que trasciende la esfera personal porque representan, de alguna forma, la lucha por la subsistencia de una generación que ya forma parte de la historia de Trébago.

Los diarios de mi padre que se refieren a su actividad como alcalde de Trébago se componen de 20 cuadernos; la primera entrada corresponde al 8 de octubre de 1965 y la última está firmada a las dos de la mañana del 6 de mayo de 1975, día en el que se despidió del cargo ante la nueva corporación municipal haciendo entrega de las cuentas municipales y el bastón de mando. Entre esas dos fechas, que abarcan una década, pocos días terminaban sin que Pepe robara tiempo al sueño para escribir la crónica de la jornada. En las páginas de su diario, además de lo ya mencionado, hay espacio para otras muchas anotaciones: detalles de la vida cotidiana de nuestro pueblo, referencias a amigos y vecinos, correspondencia oficial y personal, recortes de prensa y otros documentos. Así como reflexiones y análisis sobre los más diversos asuntos, visitas, contactos, gestiones y el inventario de infinitas horas de trabajo y dedicación a la tarea de concretar los proyectos que poblaban sus sueños. También hay un relato valiosísimo de logros colectivos, de empuje y de lucha contra un destino que se aventuraba incierto. La historia de muchas conquistas, como la puesta en marcha del Teleclub, la llegada de los primeros tractores y maquinaria agrícola a Trébago, la roturación de los pastizales, los caminos de la Ermita y Valmayor, la traída de las aguas, el arreglo de las casas y la instalación de agua corriente; frente a ellas el contrapunto de otros aconteceres ciertamente dolorosos como la marcha de muchos vecinos o el cierre de la escuela. Siempre con la necesidad de administrar recursos mínimos en tiempos de gran escasez material y de nadar con habilidad entre las aguas de la pequeña política comarcal y provincial.

En este artículo no hay espacio nada más que para esbozar una muestra mínima que pueda dar una idea de su contenido. Más que someterme a un criterio cronológico he decidido elegir algunas de las anotaciones de distintos años que pudieran resultar del interés de los lectores de La Voz de Trébago, por la naturaleza de su contenido o por su referencia a acontecimientos que están en la memoria de todos.

Primeras anotaciones: Octubre de 1965-Enero 1966: el panorama social, algunas iniciativas y el sueño del progreso.
En la primera hoja del primer cuaderno mi padre copia la credencial del Gobierno Civil, fechada el 30 de septiembre de 1965, en la que se le nombra Alcalde de Trévago y sin muchos preámbulos arranca su narración:

Tomé posesión del cargo el día 8 de octubre de 1965. Me hice cargo de las cuentas del Ayuntamiento sin revisar ningún papel; me negué a ello. ¿Motivos? La confianza absoluta en el secretario, don Dámaso Cabrerizo, hombre competente, responsable y buen amigo, secretario también de la Hermandad de Labradores y Ganaderos de la que también soy jefe en la actualidad (cargo que asumí en octubre de 1963). El Alcalde saliente es Gumersindo Delgado, los concejales que continúan Fortunato Ruiz e Hilario Domínguez Orte.

Los días 13 y 30 de octubre Pepe y don Dámaso fueron de comisión a Soria con varios asuntos bajo el brazo: hicieron gestiones en Sindicatos, Construcciones Escolares (se tenía solicitada una subvención para la construcción de una casa para la maestra) y Patrimonio Forestal, para interesarse por la idea de repoblar el monte. Además de solicitar donde correspondiera mobiliario para el Teleclub y la ampliación de la mejora de la carretera Matalebreras - Castilruiz hasta Trébago. Mi padre anota que no se resolvió favorablemente ningún asunto excepto el de conseguir el primer televisor para el Teleclub, aunque quedó pendiente el transporte del mismo a Trébago. El día 3 de noviembre fue a Soria para traer el televisor para el Salón Teleclub (el nº 200 de la red provincial) y el día 4 quedó instalado, colaborando el alcalde y los concejales en la colocación de la antena, cerrajas de la puerta exterior, muelle de la interior etc. Se compraron las sillas y una mesa a Primín Martínez y por decisión del Ayuntamiento, Junta del Teleclub, y Hermandad de Labradores y Ganaderos se financiaron con cargo a los fondos que tiene esta última de lo que cobra de pastos. Mi padre anota ...

...está acordado que se empleen en arreglos de caminos, pero hay que salir del paso... al fin y al cabo esto también es otro camino, un camino que se abre a la cultura, a la asociación vecinal, a las relaciones sociales y de cooperación, al diálogo y al razonamiento y a la expansión recreativa del espíritu, tan en decadencia en estas fechas. No cabe duda que el “Horno" ha sido y sigue siendo un local que tiene altas misiones que cumplir en el pueblo, hoy es un salón que reúne condiciones para el último fin que se le destina: Teleclub.

1 de noviembre de 1965
...los pueblos disminuyen demográficamente a pasos de gigante. Pienso, como alcalde de Trévago, que estamos atravesando una etapa histórica desalentadora, difícil y dura de paliar; en fin, trataremos de hacer frente a esta enfermedad galopante que sufren nuestros pueblos, no regatearemos esfuerzo ni sacrificio alguno, le daremos cuidados y aliento, nuestra esperanza estará íntegra mientras quede un hálito de vida...

11 de enero de 1966
Hoy se han reanudado las clases en la escuela del pueblo, y digo escuela porque desgraciadamente la de niños fue suprimida en agosto del año pasado, pasando a constituir con la de niñas la mixta que ahora funciona al frente de la Srta. Isidra Andrés, con una matrícula de 13 niños en total. Cuando yo fui a la escuela éramos 30 muchachos en la de chicos y siempre alguna más en la de niñas, fueron estos los años 1931 al 1939; ¡Cuántos recuerdos buenos y cuántos malos recuerdos de aquellos tiempos!

17 de enero de 1966
... en el pueblo se va poniendo fin a las costumbres, pero lo que hay que pensar es que si caducan éstas es porque antes han desaparecido los que las practicaban y ésta es la pena; me entretuve el otro día en hacer un recuento de vecinos. El 1º de enero de 1966 hay en Trévago 70 vecinos, pero el promedio de habitantes por casa es 2,7 personas; en total somos 189. Otros datos: varones entre 18-60 años, 36 y con disponibilidad para hacer prestación personal, 26. Esto significa que en un futuro inmediato asistiremos a más entierros que bodas, que veremos hundirse más casas que construir nuevas y que en el pueblo habrá más tristeza que alegría. Esta tarde se han marchado Florentino Largo (el “Ropa"), su esposa y sus tres hijos; un vecino menos, una puerta más cerrada. En ella he visto al anochecer un gato que maullaba lastimeramente; me he parado y he pensado en sus amos, el animal parecía haberme comprendido pues se ha callado como si quisiera compartir mis pensamientos. Le he pedido a Dios que hagan un viaje sin contratiempos, la noche es fría, todo está cubierto de nieve y las carreteras están resbaladizas y peligrosas.

Anotaciones curiosas de la vida cotidiana de 19 de enero de 1966: Isidro Martínez ha vendido la mula que tenía, Sotero Pérez ha vendido la yegua y Pedro Córdoba ha comenzado la obra de arreglo de su casa. El presidente de la Junta del Teleclub era en esta fecha Gumersindo Delgado.

21 de enero de 1966
Fui a la secretaría a las 10 de la noche para cumplimentar varias cosas, tal y como había acordado con el secretario.
La Delegación de Turismo solicita al Ayuntamiento de Trévago información sobre recursos turísticos del pueblo, requieren infinidad de datos para la Primera Exposición Provincial de recursos turísticos. Parece que pretenden hacer viajar a la citada exposición por varias capitales para dar a conocer la provincia. Poco es lo que en este aspecto puede ofrecer el pueblo...

...Firmamos varias cosas y charlamos un rato largo sobre varios temas, entre ellos las elecciones que tendrán lugar en noviembre para elegir un nuevo Cabildo de la Hermandad y la renovación de dos concejales que tendrá lugar también para esas fechas, en nuestro caso renovación de uno, hay una vacante... don Dámaso me dijo que tenía necesidad de que aumentáramos como unas 1.000 pts. el sueldo de secretario para compensar lo que le grava Hacienda. Le contesté que por mi parte no habría inconveniente, que se trataría con los vocales y que creía que su petición sería atendida. Ahora hablo solo: no podemos denegarle a este hombre su petición de aumento de sueldo, es competente, es activo y ante todo es honrado, aparte de otras muchas buenas cualidades que redundan indiscutiblemente en beneficio de todos. También mandamos un boletín de suscripción a la revista SP, que costearemos a medias y particularmente entre el alcalde y el secretario, con la intención de que una vez vista por nosotros pasarla al Teleclub. Eran las dos de la mañana cuando salí de la secretaría.


Pepe y Dámaso en el Teleclub
¿qué estarían planeando?

22 de enero de 1966
Muy mala noticia me hace coger hoy la pluma. Se ha marchado del pueblo el mozo más "majo" de los pocos que nos quedaban, un buen muchacho joven, noble y sincero. Va colocado a Barcelona. Tus buenas cualidades serán tu triunfo, que tengas salud y suerte, mucho siento que te marches, pero nada más... otra cosa sería egoísmo, le dije en su despedida al darnos un abrazo. Se trata de Fernando Lázaro Jiménez.

23 de enero de 1966, domingo
Fue el secretario, como casi siempre, el que nos convocó a las ocho de la noche al Ayuntamiento y al presidente de la Junta del Teleclub, Gumersindo Delgado. La Delegación Interministerial de Información y Turismo ha anunciado una visita al pueblo para el día 27 o 28 de los corrientes; con tal motivo acordamos adecentar mañana el salón y las Escuelas, que son los locales que podrían servirles para alguna futura representación teatral, sesión de televisión o conferencia... acordamos también el “falso" informe que hemos de darle al respecto de la emigración de la gente, en beneficio del pueblo, pues con ello tratamos de hacer ver que es un pueblo estable con recursos humanos (¡Válgame Dios!) y grandes recursos turísticos, en esto más que otros, es la verdad.

Hay que proponerles, les dije, que inviertan unos cuantos millones de pesetas, hagan un parador de turismo o unos cuantos chalets, nosotros echaremos una mano para poner el agua corriente en todo el pueblo, pavimentar las calles y lo demás lo haremos los trevagueños y los turistas ¿Ideas descabelladas? No lo creáis, este pueblo sería un extraordinario lugar de veraneo, que muchos preferirían a las playas, a Marbella o la Costa Brava. No hay porqué tener prejuicios... Después de un largo rato de optimismo y euforia caímos como tantas otras veces en el desánimo que produce la cruda realidad... en cualquier caso Trévago será pionero en esto como en otras tantas cosas y esta etapa de decadencia que nos ha tocado vivir también la concluirá antes que ninguno; este presente es la barbechera del progreso, y hay que dejar depositada la buena semilla del amor, el genio creador y se hará el milagro. De una generación resurgirá otra nueva que valorará la tranquilidad, la naturaleza, la paz, el sosiego, la sencillez que es lo más digno de admirar que existe en este mundo.

El Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas de Soria del que es presidente D. José Antonio Pérez Rioja nos ha concedido una biblioteca viajera, que hemos de recoger en la Casa de Cultura de la capital.

1968-1971: La obra de las aguas
Sin ninguna duda, el proyecto de más envergadura que se acometió y realizó en estos años fue la traída del agua corriente a las casas, distribución y saneamiento. Aunque la obra se concluye en 1971 la empresa ocupa al Ayuntamiento durante varios años. Ya desde el año 67 las gestiones a todos los niveles para intentar promoverla son incesantes: innumerables viajes a Soria, entrevistas con autoridades y técnicos y solicitud de subvenciones para encargar el proyecto, imprescindible para ejecutarla. A este respecto hay que indicar que fue especialmente importante el apoyo de José Luis Torroba Llorente, procurador en Cortes y posteriormente Director General de Tráfico, con el que mi padre y don Dámaso llegaron a trabar amistad. En 1968 se intensifican los esfuerzos por conseguir financiación, ya que los presupuestos se antojan exorbitantes para una economía precaria como la de Trébago. Una de las iniciativas para recaudar fondos fue el llamamiento a la colaboración que el Ayuntamiento de Trébago hizo a todos los hijos del pueblo que residían fuera. Una carta que lleva fecha de 30 de diciembre de 1967 y que está firmada por doce vecinos y el alcalde llevó este mensaje a los cuatro puntos cardinales, dentro y fuera de nuestras fronteras. Mi padre guardó el original -que se reproduce aquí- entre las hojas de su libreta.

Mi padre anota en su diario que el día 4 de enero mi tío, Santiago Lázaro, le trae de Madrid las cartas reproducidas a multicopista lo que, además de ser una curiosidad, da idea de lo dificultoso de cualquier iniciativa y de la enorme distancia que nos separa, en cuanto a medios se refiere, del no tan lejano año de 1967. También sabemos que ese mismo día, el 4 de enero de 1968, don Dámaso trabaja en la redacción de una instancia para solicitar una subvención (se menciona en los siguientes párrafos), y al hilo de estas obligaciones mi padre lamenta que ...no les quede más remedio que buscar el favoritismo de políticos e instituciones en un sistema que detesta.
En estos meses aparecen en el diario frecuentes alusiones a un tema que parece estar de actualidad: las fusiones administrativas. Trévago se niega a fusionarse con otros Ayuntamientos, ya que esto se percibe como pérdida de autonomía, entidad y servicios y se considera que esa medida no responde a los problemas y las necesidades de los pequeños pueblos que temen ser engullidos por los grandes.

3 de enero de 1968
Regresamos el secretario y yo del viaje a Soria que ayer dispusimos. Con Torroba (José Luis Torroba Llorente) hemos tratado el asunto de conseguir una subvención del Ministerio de la Gobernación para financiación de la obra de las aguas. Nos ha aconsejado que dirijamos una instancia a dicho ministerio solicitando medio millón de pesetas (hemos pensado solicitar 800.000 pts). Sobre el mismo asunto hemos hecho gestiones con José García Vera y D. José Antonio Ruiz Torroba, ayudante de ingeniero de la Diputación, con el Jefe de Inspección de Administración Local en Hacienda, con Francisco Roncal y Pedro Hernández Carretero en la Delegación de Información y Turismo. Conrado Arribas nos ha acompañado y facilitado entrevistas y contactos con todos ellos. Unos nos alientan, otros se muestran pesimistas y nosotros dispuestos a llevar adelante nuestro plan. Plan con el que, según nos han enterado, no está muy de acuerdo el Gobernador, por el hecho de que es diametralmente opuesto a la política que lleva de fusión de municipios y centralización, que nosotros no creemos acertada ni mucho menos, por no considerarla solución eficaz para los problemas que los pueblos tenemos.

9 de enero de 1968
Queda constituida la Junta para administrar los fondos que se donen para ayuda de las obras de poner el agua en el pueblo de la siguiente forma:
Presidente: El Alcalde, Tesorero: José Pardo, Secretario: Primitivo Martínez; Vocales: Conrado Córdova, Santiago Córdova, Pablo Largo, Emiliano Martínez, Gumersindo Delgado, Benito Ruiz, Roberto Delgado, Alejandro Córdova, Teófilo Tutor, Jesús Álamos y Fortunato Ruiz.

27 de febrero de 1968
Hoy hemos ido los del Ayuntamiento y el juez a traerle la leña al secretario. Este trabajo se le viene haciendo a don Dámaso Cabrerizo Lasheras gratuita y desinteresadamente en justa correspondencia a las atenciones que él tiene con todos los que componemos el Concejo Municipal, pagado de antemano y pagado “a posteriori", pues la cena con la que nos ha obsequiado vale más que el trabajo que hemos hecho; así es este hombre, que no puede dejar sin recompensar el mínimo favor que se le hace. La trasnochada se prolongó hasta las tres de la madrugada, la pasamos oyendo música en un tocadiscos, canciones de nuestra época, hemos pasado un rato bueno. La velada terminó hablando del tema de actualidad: las fusiones de los pueblos. Don Dámaso cuenta que en Soria presionan a Castilruiz para que proponga la anexión de Trévago y Fuentestrún, y que le dejó claro a don Severino, el secretario de Castilruiz, que Trévago no está por la labor y que su Alcalde es duro de pelar.

Marzo, 3 de 1968
Esta tarde me llaman el secretario y el guarda forestal, Pedro Encabo. Este último nos hace entrega de las “perras" que ha recibido de mejora de los montes. Hemos tenido que hacer una justificación de que han sido empleadas en pago de jornales para la reparación de caminos y balsas en el monte. Estas mejoras se hicieron con la colaboración vecinal y el dinero recibido invertido en la compra de una motosierra.
Hemos tenido una meriendilla consistente en dos cabezas de cordero asadas en el horno: Gumersindo Delgado, Benito Martínez, Jesús Álamos, Fortunato Ruiz, Dámaso Cabrerizo, Fidel Tutor y yo.

15 de febrero de 1968
Se ha recibido carta del procurador José Luis Torroba. (Mi padre la transcribe íntegramente en su cuaderno, además de conservarla entre sus páginas)

(Por cierto, esta subvención se hizo esperar. Mi padre guarda una carta del Gobernador donde por fin se anuncia su concesión: la fecha de la misma es 14 de agosto de 1970)

Estadística de marzo de 1968: 60 vecinos y 171 personas.
En marzo de 1968 se reciben noticias de la buena acogida que ha tenido en México la carta dirigida a los emigrantes. El día 10 de marzo los trevagüeses residentes en México tuvieron una reunión en Puebla para tratar el asunto. Mi padre recibe una carta en la que se le da cuenta de lo debatido en dicho encuentro. Es de elogiar la impecable organización: los donativos serían anónimos y se depositarían en una urna, nombrando responsables de la recogida. Manuel García se encargó de los de Puebla, Teziutlan y Veracruz; Ángel Córdoba de México y Cuernavaca. Además se acordó hacer aportaciones en tres plazos (el primero antes de fin del mes en curso, marzo de 1968, otro a principios de septiembre y otro a finales de año) y que en cada una de las ocasiones los convocados se reunirían a comer. La cuenta Nº 4182 del Banco Hispano Americano, que se abrió a este efecto, recibió numerosos donativos de México y de otros puntos de América (Bolivia, Chile Argentina, principalmente) y también desde muchos lugares de la geografía española, ya que los hijos del pueblo residentes aquí, al igual que los de allí, también se sumaron al proyecto, cada uno de acuerdo con sus posibilidades económicas, pero todos con idéntica generosidad. Hay que dejar constancia de ello como un ejemplo hermoso de solidaridad y amor a su pueblo por parte de todos ellos.

1970-1971: Fase final del proyecto y realización de la obra. 12 de agosto de 1970
Hemos ido a Soria el Secretario y yo a presentar en la Diputación las certificaciones de los acuerdos tomados por el Ayuntamiento sobre la Obra de distribución y saneamiento de agua en el pueblo, para que a la vista de ellos se anuncie la subasta de la obra. La cosa, en efecto, ya no presenta ningún inconveniente, según se nos ha informado, ahora todo es cuestión del desarrollo normal de los trámites. Para celebrar el acontecimiento hemos invitado a comer a García Vera, Conrado Arribas, Rafael Bermejo y D. José Antonio Ruiz Torroba, que no ha podido asistir. Hemos comido en el Hotel Comercio. Ha hecho un día caluroso y al atardecer estábamos ya en el pueblo.

Los trámites parece que se van llevando a cabo sin mayores impedimentos, así el día 18 de agosto se recibe la comunicación oficial, firmada por el Gobernador, de la concesión de la subvención de 748.484 pts. para la obra citada. El 26 de agosto se recibe otra carta de Servicios Técnicos anunciando que se insertará en el Boletín Oficial de la Provincia la subasta. Las comunicaciones no eran tan veloces como en nuestra época y hay que esperar hasta el día 30 para ver el Boletín, que trae a mi padre de Soria Rafael Bermejo. En la página 2ª aparece, efectivamente, la referencia.

23 de septiembre de 1970
Hoy vino otro contratista, de Tarazona, a ver el asunto de la obra. Dice no interesarle debido a la mucha piedra viva que hay en las calles y manifiesta sus dudas de que haya alguien dispuesto a acometerla.

25 de septiembre de 1970
Un contratista de Cintruénigo, Navarra, se interesa por el proyecto. De todos los que han venido es el que me ha parecido más sensato y más formal. Hemos dado una vuelta por el pueblo. Se ha dado cuenta de que el terreno es duro y hay mucha piedra que picar. Me ha dicho que a él la obra si le interesa y le vendría bien para este invierno por estar cerca de su pueblo y que hará los posibles por quedarse con ella. A mí me ha gustado su forma de hablar y de enfocar las cosas. Ha estado el secretario a preguntarme si había novedad. Se lo he contado y también se ha alegrado. Hemos quedado en que él llamaría a Soria para ver si habían metido pliego, y si es así, me dice, por la noche lo celebramos. Pues a esperar a mañana...

26 de septiembre de 1970
Hoy a la una y media del mediodía ha finalizado el plazo de admisión de pliegos para optar a la subasta de las obras de las aguas. A las cinco de la tarde ya sabíamos en el Ayuntamiento que habían metido cuatro pliegos por otros tantos contratistas. El lunes iré a Soria para asistir a la apertura de los mismos y hemos quedado en que me acompañará Rafael Bermejo, que se encuentra aquí y tiene previsto regresar el lunes a la capital.

28 de septiembre de 1970
He pasado el día por Soria. Por fin Rafael no pudo acompañarme por una indisposición y el secretario decide venirse desde Gómara y llega a la Diputación en el crítico momento en que iba a dar comienzo la subasta. Unos minutos antes hemos hablado con los contratistas, pero es el secretario de Noviercas el que me asegura que es de Cintruénigo el que se queda con ella. Preside D. Juan Sala de Pablo, que abre los pliegos por orden de recepción. Yo tomo nota:
Pliego Nº 1, Hidro construcciones: 2.019.818, 34 pts.
Pliego Nº 2, Juan Andrés Fernández: 2.048.000 pts.
Pliego Nº 3, Mariano López Navarro: 1.904.000 pts. y
Pliego Nº 4, Domingo Banzo Pérez: 1.862.800 pts.
A este último ha sido adjudicada provisionalmente a la subasta. Como el presupuesto era de 2093.076 pts la rebaja supone 230.376 pts., un 11%. No hay que comentar que nos hemos venido a casa contentos y satisfechos después de invitarle a una cerveza y un aperitivo en compañía también de García Vera en el bar Torcuato. El refrigerio nos ha costado 538 pts. Hoy ha tomado posesión en Madrid el nuevo gobernador de Soria, D. Ignacio Bertrand y Bertrand.

27 de octubre de 1971
El Secretario, el Teniente de alcalde y yo asistimos al entierro de José Luis Torroba en Vinuesa. ... Las obras de las aguas están tocando a su fin. Hoy han terminado las arquillas y han echado el agua por las nuevas tuberías del depósito. Mañana iré a dar una vuelta por ahí.

28 de octubre de 1971
He quedado con Antonio, el contratista, que esta noche cortaremos el agua de la fuente para que entre esta noche y mañana se llene el depósito para el sábado hacer una prueba general en todo el pueblo. He mandado dar un bando para hacerlo saber al público, para que se provea de agua para estas 30 horas.

30 de octubre de 1971
Pendientes de las aguas. Hemos estado Jesús Álamos y yo toda la mañana recorriendo la bajada de la tubería desde el depósito para inspeccionar alguna posible fuga. No hemos advertido nada...y al final hemos decidido no hacer la prueba general, ya que hoy, por ser sábado, dan de mano los obreros a mediodía y si hay fugas o averías (que las habrá) no podrían atenderlas. Es mejor dejarlo para el martes, pues son además días de fiesta.

1 de noviembre de 1971
Nos hemos reunido los del ayuntamiento para diversos asuntos. En primer lugar para informar por mi parte del estado de las obras. Están prácticamente terminadas. Mañana se dará el agua a todo el pueblo para hacer la primera prueba. También para proponer instalar el agua corriente en las casas del secretario, teléfonos, la de la maestra, la escuela y el teleclub...

2 de noviembre de 1971
Como estaba previsto hoy se ha hecho la prueba del agua, resultando dos fallos de importancia: un tubo partido en una calleja y una fuga en el Barrio Bajero que no sabemos aún de donde procede. El agua sale con una presión tremenda, la gente -hasta los detractores del plan- han alabado y hecho elogios de esta maravilla, los viejos y los muchachos son los que más han disfrutado de la maniobra, nos han seguido calle por calle sin dejarnos un momento en toda la tarde. Excepto en el barrio en el que han surgido las avería en todo el resto del pueblo ya pueden servirse los vecinos del agua corriente.

3 de noviembre de 1971
.... Y la obra se acabó... con la buena voluntad de quien lo quiso, ¡y lo quisieron tantos! De aquí y de allá...

Este día parece que mi padre, que anotaba todo con tanto detalle, se quedó sin palabras. Le supongo satisfecho y emocionado, como demuestran estos versos a medio componer que garabatea a continuación:

Hoy Trévago agradece noblemente
la colaboración y ayuda, sin la cual
no hubiera visto lo que está patente:
en cada una de sus casas una fuente,
de vida, agua, y de progreso gran caudal.

Trébago fue el primer pueblo de La Rinconada que disfrutó del servicio de agua corriente. Y, en relación a su población y recursos económicos, seguramente fue pionero en la provincia de Soria en conseguir esta mejora y otras que siguieron a raíz de la misma: adecuación de las viviendas y pavimentación de las calles.

Había muchos más acontecimientos que me hubiera gustado recorrer para los lectores de La Voz de Trébago de la mano de las curiosas y documentadas anotaciones de Pepe: el programa El Carro de la Alegría que trajo a Trébago en el año 1966 música, teatro y actuaciones variadas; esas fiestas de 1969 en las que se inauguraron los caminos de la Ermita y Valmayor, con la comida de todo el pueblo en la pradera de la fuente y los emotivos discursos posteriores, o tantos pequeños detalles de la vida de nuestro pueblo que cuidadosamente están recogidos allí. Pero, obviamente, ahora ya no hay espacio para más. Me gusta imaginar que el propósito secreto de mi padre era que este diario viera algún día la luz; me atrae la idea de que cuando escribía afanosamente, cansado tras su doble jornada de trabajo y sus continuas idas y venidas a la “Sala", intuyera que este relato sería rescatado de alguna forma. Yo estoy convencida de su interés y de que habrá tiempo y ocasión para que de una manera más rigurosa y completa estos escritos se publiquen.


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