por Alfonso García Bermejo Cura párroco de Trébago
Puede resultar chocante que una fiesta central como la Pascua de Resurrección no se celebre cada año en la misma fecha. Pero deja de serlo cuando se conoce el motivo.
Jesucristo nació en Belén, y por su madre la Virgen María y su esposo San José era miembro del pueblo de Israel. Este pueblo de Israel, descendiente de Abrahán, de Isaac, de Jacob, etc. como señala el Evangelio, fue protegido por Dios de manera extraordinaria cuando estaba oprimido por los faraones de Egipto. Después de las plagas enviadas, Dios comunicó a Moisés que todas las familias hebreas (así se les llamaba entonces a los Israelitas) mataran un cordero y marcaran con su sangre las jambas de las puertas de sus casas. En las casas que no estaban marcadas con la sangre, el ángel exterminador mató aquella noche a los primogénitos, desde el trono del faraón hasta la más humilde familia , y lo mismo a los primogénitos de los animales.
Este acontecimiento motivó que el faraón dejara salir a los Israelitas de Egipto, y se vieran libres de la dura opresión a que estaban sometidos. Y Dios le dijo a Moisés que en lo sucesivo celebraran aquel acontecimiento con gratitud a la misericordia divina. Esa celebración que se hacía matando un cordero y comiéndolo en familia, haciendo memoria en oración y agradeciendo la protección divina, era la celebración de la llamada Pascua Judía o Hebrea. Cuando aquello comenzó no había calendario de meses distribuidos como ahora, sino que tenían lo que se llama calendario lunar. Cada mes duraba algo más de veintinueve días y empezaba siempre con la luna nueva. La Pascua, según la Ley de Moisés, había de celebrarse en el día catorce del primer mes del año, llamado mes de NISAN, que entonces era dentro de lo que es nuestro actual mes de marzo.
Jesucristo, viviendo en Nazaret antes de su vida pública, y después cuando ya había escogido apóstoles, participó en la celebración de esa Pascua del pueblo de Israel. Y sobre todo escogió ese día (14 de NISAN) para celebrar la última Cena con los Apóstoles, lavándoles los pies e instituyendo los Sacramentos del Orden Sacerdotal y de la Eucaristía. Al día siguiente, viernes, fue crucificado. Murió y fue sepultado. Y resucitó muy de madrugada el día que llamamos Domingo.
Ese mismo día de la Resurrección, y el domingo siguiente, nos consta por el Evangelio que Jesucristo se apareció a sus discípulos. Siendo una realidad tan impresionante que después de haberle matado hubiera resucitado según lo había prometido, es natural que este acontecimiento se recordara y celebrara cada semana en el día llamado desde entonces DOMINGO, y que se procurara celebrar también cada año por voluntad de Jesús, y para que fuera conocido y vivido por sus discípulos. De esta manera tenemos una celebración semanal de la Pascua, y otra cada año.
Teniendo en cuenta que Jesucristo había escogido para su pasión, muerte y resurrección esos días en que era la primera luna llena del llamado equinoccio de primavera, se comenzó a celebrar en esos días. Al principio, en algunas partes se celebraba el día 14 de la luna, que era el día en que cenaban el cordero los Israelitas, pero la mayoría de los cristianos lo celebró el domingo siguiente a esa fecha, que es el día en que resucitó.
Ya en el siglo segundo, los obispos del mundo cristiano de entonces tenían unanimidad en celebrar la Resurrección de Jesús, que es la Pascua, en domingo.
El primer Concilio de toda la Iglesia se celebró en NICEA el año 325, y allí se determinó que todos los cristianos celebrarían la Pascua en ese domingo.
Y como ya se tenía otro calendario, que no era el calendario lunar, se precisó que la fecha de la Pascua se determinaría de esta manera:
1 °.- Sería en domingo.
2°.- Este domingo ha de ser el que sigue al día 14 de la luna pascual. Si el día 14 es domingo, se entenderá el siguiente. (Hemos de tener en cuenta que la luna llena coincide el 14 de la luna pascual).
3°.- Luna pascual es aquella cuyo 14º día tiene lugar en, o inmediatamente después del, equinoccio de primavera.
4°.- El equinoccio de primavera se considera que tiene lugar invariablemente el día 21 de marzo.
De acuerdo con estos principios, la Pascua será un domingo comprendido entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
En el año 2008, el día 21 de marzo -que es ya primavera-, hubo luna llena, y por consiguiente el domingo siguiente día 23 fue la Pascua. Si ese año, el día 22 hubiera sido domingo, la Pascua habría sido el 22 de marzo.
Lo más tarde que puede ser la luna llena de primavera es el 18 de abril. Si un año el 18 de abril hay luna llena, y es domingo, la Pascua será al domingo siguiente, es decir el día 25, que es por ello la fecha más tardía.
El próximo año -2010-, la primera luna llena de primavera será el 30 de marzo a las 4 horas y 25 minutos en Libra. Es el día de Martes Santo. Por lo tanto, la Pascua será el 4 de abril.
Y a partir de de la fecha de la Pascua se calculan otras celebraciones y tiempos litúrgicos, como Ascensión, Pentecostés, el Corpus, la fiesta de la Virgen de los Milagros... Así, por ejemplo, en Trébago, la bajada de la Virgen de su ermita al pueblo tiene lugar el domingo anterior a la Ascensión.
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