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por José Lázaro Carrascosa
El día 21 de Agosto del año 1950, a las cinco y media de la tarde, se desencadenó una tormenta que dio como resultado la descarga de una tremenda pedregada, como se cuentan pocas. Los pastores, tapados con sus mantas, tuvieron que buscar refugio o la protección de algún ribazo y los ganados, desatendidos, se dispersaron huyendo de la granizada: algunos fueron a parar a Fuentestrún y otros al monte más cercano. Los árboles quedaron completamente desnudos de hojas, parecía que en el transcurso de unas pocas horas hubiéramos pasado del verano al invierno, la vegetación destrozada y los pájaros se recogieron muertos a cientos. Al día siguiente se encontraron en el Cerro Santiago una pollada de perdices todas muertas, en otros lugares liebres, etc. Los cristales de las ventanas a los que la tormenta azotó de frente acabaron destrozados en su mayoría, y dos días después, y a pesar del calor que hizo, aún se podían ver residuos de las piedras de granizo, que habían caído tan gordas como huevos de paloma. Afortunadamente ya se había terminado de trillar, por lo que no hubo daños en las cosechas. La hortaliza, sin embargo, fue destrozada por completo. El que esto les cuenta se encontraba esa tarde de caza de codornices y tuvo que albergarse en los corrales del frontal, a donde también había llegado Mauricio Barranco, que se encontraba así mismo cazando en los alrededores y que buscó el mismo refugio.
El día 11 de Septiembre de 1952, el pueblo de Trébago declara fiesta en honor a sus hijos residentes en México, fiesta que se agrega a las del pueblo, que terminaron el día 10. Se había acordado dedicarles una calle, y esta es la "Carrera chica" o "de la Fuente", a la que se pone el nombre de "Rambla de los Mexicanos". La placa que ratifica el cambio de denominación se coloca en la pared del poniente de las Escuelas, cubierta con las banderas española y mexicana. Después de la misa, que se celebra en el juego de pelota, se procede a la bendición del letrero, el cual queda expuesto a la vista del numeroso público congregado, cuando el Sr. Alcalde, Conrado Córdoba, procede protocolariamente al descubrimiento del mismo. Acto seguido, y desde el pilón de la fuente, hacen uso de la palabra, recitando sendas poesías, Federico Largo y José Lázaro. Los versos que recitó Federico, escritos por Nicolás Lázaro, dicen lo siguiente:
Hasta aquí fui siempre la "Carrera Chica"
Nombre de este lindo paseo castellano
De hoy en adelante llamaremos siempre
La bonita "Rambla de los Mexicanos"
Esto piensa unánime el pueblo de Trébago:
Poner esta placa, así lo acordamos
Y dedicarla ahora, con gran entusiasmo
A sus nobles hijos que allá se marcharon.
Y aunque en muchos años no hayan regresado
Jamás de su pueblo ¡ni uno se ha olvidado¡
La que yo recité a continuación se titulaba Al pueblo de Trébago:
Con lágrimas en los ojos
y pena en el corazón
despedimos a tus hijos
cuando te dicen ¡adiós¡
Ellos, por su parte, guardan
fundido en sano crisol
el recuerdo de su pueblo,
demostrándote con ello
su gran cariño y amor.
¡Ninguno de ti se olvida¡
y con orgullo y valor,
te protegen y te ayudan
cuando llega la ocasión.
y tú, que agradecer sabes
el bien de cuantos te amamos,
les brindas con gran honor
llamándole desde hoy
a esta calle que ocupamos
"Rambla de los mexicanos.
¡Así es el pueblo español¡
¡Así el sentir castellano¡
Y así el noble proceder
De nuestro pueblo de Trébago.
Fue muy emocionante ver a todo el pueblo reunido escuchando atenta y sentidamente estas frases sencillas, que con orgullo de trebagüeses pronunciamos de todo corazón. Representaron a los "mexicanos" Andrés García y José Delgado que, amablemente, costearon la música para ese día y los premios que se dieron en los concursos que se organizaron: de baile, de carreras, etc., y a la convidada que se hizo en el juego de pelota a todo el personal del pueblo (y a los forasteros que nos acompañaron), de pastas, bebidas y caramelos.
La placa que había sido descubierta este día era, sin embargo, provisional. Un año más tarde, el 8 de Septiembre de 1953 se procedió a colocar la definitiva, de mármol, que podemos ver hoy día y en la que se lee "Avenida de los mexicanos", como denominación para la calle que se dedica "A los hijos de Trébago residentes en México, en prueba de agradecimiento por sus atenciones recibidas", tal y como aparece escrito en la placa que permanece en el lugar indicado. La fecha grabada en la misma en numeración romana dice VIII - VIII - MCMLIII.
Los puentes de la Virgen y la Carrasquilla, sobre el río Manzano, se empezaron a construir el día 22 de Abril de 1953, concluyendo la obra el 23 de Mayo de ese mismo año. Era alcalde de Trébago Conrado Córdoba y los albañiles que se hicieron cargo de la obra fueron Francisco Gómez (el "tío Charrín") e hijo, Elipio Gómez, ("el Pipo"), ambos naturales y vecinos de Magaña.
El día 16 de Abril los albañiles, acompañados de las autoridades y algunos vecinos del pueblo, estudiaron sobre el terreno la obra proyectada e hicieron las estimaciones oportunas sobre la forma de empezar a trabajar y cálculos de materiales: clase de piedra que iba a utilizarse, arena necesaria, etc. Los trabajos, con la colaboración vecinal desinteresada y animosa, comenzaron, como ya hemos mencionado, el 22 de Abril. Este día entre unos cuantos vecinos deshicieron el puente viejo de la Virgen y aunque esa tarde llovió y fue necesario interrumpir la faena, para el día 27 se había abierto el cimiento de la pared norte del puente, empezando los albañiles en esta misma fecha a levantar el muro.
En esta pared se enterró un frasco de cristal de forma hexagonal de 16'5 cm de largo con el siguiente contenido: 2 barritas de hierro, una de 13 cm de larga que lleva grabada la inscripción: Se hizo en 1953 y otra de 7 cm de larga en la que pone: Trévago. También se introdujo en el bote una hoja de calendario del mes de Abril de 1953 y las monedas que se detallan:
Una de 25 céntimos (un "realillo") del año 1934
Una de 10 céntimos de cobre del año 1878
Una de 5 céntimos de cobre del año 1870
Una de 10 céntimos de aluminio del año 1941
Una de 1 peseta del año 1947
El día 2 de mayo, sábado, quedaron hechos los dos muros y preparada la cimbra (armazón) para echar el arco de hormigón. Esto se hizo el día 4. El 6 se acabaron los cimientos del puente de la Carrasquilla. Estos supusieron mucho menos trabajo por estar más somera la piedra viva, y el día 8 quedaron aquí terminados los muros. En estos últimos y en los pretiles de los dos puentes se emplearon para las esquinas las piedras que antiguamente sirvieron en la fuente del lugar para sus pilones. El día 9 se descimbró el puente de la Virgen, y la cimbra se colocó en el otro. Dos días más tarde se echó el arco de hormigón en el segundo puente y hasta el día 23 al medio día estuvieron los albañiles haciendo paredes, pretiles y zaborrando. Los vecinos ayudaban cuanto podían y sabían, y su colaboración fue importante, especialmente en estas tareas de los últimos días. El relieve de hormigón que llevan en el arco los puentes, y que semeja piedra, lleva la inscripción TREVAGO 1953, para la cual yo hice el molde. Aunque para este día 23 de Mayo quedó algo por hacer, como rellenar y arreglar algún orillo, puede decirse que en el plazo de un mes (con trabajo arduo y constante) el pueblo de Trébago realizó dos obras de vital importancia, de las que puede sentirse orgulloso.
El cemento empleado en la obra fue un vagón (200 sacos de 50 Kg). La arena se trajo toda del río, del paso de la Dehesa y Carretil (frente a la Trinchera), y la piedra de varios sitios (del Prado María Esteban, de los Carrascales, de la entrada de la Aguzadera, etc.). El coste total de los puentes, sin contar la prestación personal, fue de 15.000 Ptas. que aportaron los hijos de Trébago residentes en México.
El primer coche que subió a la Ermita fue un "Citroën" que conducía Andrés García Carrascosa (mexicano). Le acompañaron Gregorio Pradera y Benito Martínez Largo, el día 26 de Julio de 1953. En Febrero de este mismo año intentaron subir en coche los hijos de D. Alejandro Romera, pero debido a que había algo de nieve no pudieron hacerlo.
La tabla que durante muchos años señaló el turno de limpieza del lavadero fue hecha por el firmante de estas notas el día 12 de febrero de 1956. Es de nogal, y lleva talladas en bajo relieve las inscripciones que en las fotografías adjuntas se aprecian. Fue presentada al Ayuntamiento el día 14 del mismo mes y entró en función ese mismo día, correspondiendo su estreno al vecino Alejandro Córdoba, según el turno que la tabla antigua señalaba.
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Nota: Cuando en el artículo de la revista anterior reseñamos los comercios del pueblo, olvidé nombrar uno de los más interesantes, pues era de los primeros instalados en Trébago y que se componía y dedicaba a vender vinos, comestibles, calzado, abonos, traficaban con granos, con camión propio, y a porte para aquellos que lo necesitaban y requerían. A este comercio se le conocía por "Los Zurdos". Valga esta nota como aclaración.
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