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Arrieros fuimos...



Siguen llegando respuestas al llamamiento hecho para conocer la actividad de los arrieros, que tan abundante fue en Trébago en épocas no muy lejanas. En esta ocasión nos lo cuentan Tomás y Pura Martínez, a los que agradecemos su colaboración, a la vez que animamos a otras personas a que nos cuenten sus vivencias.

Nombre del arriero: Tomás Martínez Martínez

Fecha de nacimiento: 21-12-1921

Personas que le acompañaban en los viajes: Su padre (Román) y sus hermanos.

Recorrido:
- Por la sierra: Magaña, Villarraso, Pobar, Castilfrío.
- Comarca del campo Gómara: Tajahuerce, Hinojosa, Vicarías,... Serón de Nájima.
- a Madrid: con reatas de caballerías; se juntaban 4 ó 5 arrieros y llevaban paquetería y huevos que repartían casa por casa, cargando con las cestas. En el viaje, los hombres iban delante andando y hablando, y los machos atados en reata. El último, llevaba una campanilla avisando que no quedaba ninguno rezagado.

Kms. entre ida y vuelta: aproximadamente 60 por la sierra, y 140 por el campo Gómara.

Productos que vendían: aceite y jabón, que cambiaban por huevos. En época de matanza se llevaba cantidad extra de aceite. Los últimos tiempos, ya con camioneta, hacían recorridos mayores y vendían también pimientos morrones.

Precios de las mercancías: En mi primer viaje (1936) el aceite valía 1'30 Ptas., el jabón 0'70 Ptas. y los huevos 1'25 Ptas.

Envases que utilizaban: Pellejos de cabra para el aceite en banastas con paja, que según se iba vaciando el pellejo, ocupaban su espacio los huevos. También cajas, medidas y romana, y para trocear el jabón, alambre.

Medio de transporte que utilizaban: Carros y caballerías. Más o menos hacia 1950 empezaron a llevar una camioneta.

época del año en que viajaban: Todo el año, haciendo bueno el refrán "si has de ser arriero, no puedes mirar al cielo".

Años durante los que se dedicaron al comercio: Tomás, de los 14 a los 77 que tengo ahora.

Posadas donde se hospedaban: En cada pueblo había donde alojarse. En Magaña paraban en casa de Balbina y Manuel (por amistad, pues no era posada). En Castilfrío en casa de la Eladia.
Se dormía en "alojamiento compartido", junto a las cuadras, sobre sacos y almohadas que cada uno llevaba y llenaba de paja al acostarse, vaciándolos al levantarse.

Tiempo que duraba el viaje: De 2 a 3 días por la sierra, entre 5 y 6 por Gómara, y a Madrid empleaban 5 ó 6 a la ida, 2 ó 3 en la ciudad y otros 5 ó 6 a la vuelta. Pasaron miedo por los caminos muchas veces, pero nunca les robaron.

Anécdotas: En uno de mis primeros viajes por la sierra, una "parroquiana" llevaba varios años con una deuda, que mi padre y hermanos no podían cobrarle, porque era mala pagadora, con la excusa de que no llegaban a tiempo cuando vendían la lechiga (que eran los tocinitos) y que tenía una tocina joven que había dejado para criar, pero le había salido putinca, y en cuanto la pudiera vender saldaba la cuenta atrasada. Yo le pregunté:
- ¿cuándo la va a vender?
- ¡ahora mismo, si hubiera quien me la comprara!
- ¡se la compro ahora mismo. Vamos a verla!
- sí, pero...
- ¿qué pasa, no le gusta el comprador?
Y como había otras vecinas viendo y escuchando el trato, acordamos un precio, que era aproximadamente lo que nos debía.

Cuando se lo dije a mi padre, que estaba también en el mismo pueblo, dijo: ¡no me lo puedo creer...! Pues créaselo Ud. y vamos a por ella.

La recogimos, le até una pata con una cuerda y nos vinimos a casa, mi padre con las caballerías y yo con la tocina detrás de las caballerías. Y vino andando desde Magaña hasta Trévago, que es mi pueblo.


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