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por Sara Bermejo Vilaplana
Hay gente que dice que en la vida hay que hacer tres cosas: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Yo pude hacer esto último el día 12 de marzo, Fiesta de la Primavera en Trévago.
Llegué el día anterior con dos amigas de Madrid que al enterarse de que venía quisieron acompañarme atraídas por las historias que les cuento de mi pueblo.
El día 12 amaneció nublado. Todos madrugamos mucho (teniendo en cuenta los horarios trevagüeses) y nos juntamos en la esquina de la Modesta a las 10 de la mañana, momento en el que Vicente distribuyó las tareas entre cada uno de los grupos.
Todos los presentes (alrededor de 60) fuimos bien equipados con palas, azadas y rastrillos hasta la Tenería, zona en la que teníamos que plantar más o menos 30 árboles de diversas especies: tilos, cedros, chopos blancos, rododendro...
A mis amigas y a mi nos tocó en el grupo de los lilos. Me gustaría poder decir que fuimos muy importantes, pero nuestras habilidades con la azada brillaron por su ausencia y tardamos en plantar un lilo lo que el resto tardaron en plantar todos los demás. Al final, y por consejo de Lule, nos dedicamos simplemente a aplanar la tierra y "dejarlo todo bonito".
Con el jornal ganado, disfrutamos de bocadillos de tortilla y jamón (gracias a Juan y Raúl) acompañados de cervezas y refrescos de todo tipo.
Llegada la comida, y dada la afluencia de gente, nos dividimos en dos grupos para comer en el Teleclub o en las Escuelas. Hay que felicitar al equipo de los cocineros, porque la comida estaba buenísima y todo el mundo quiso repetir.
Después de comer llevé a mis amigas a la Ermita y les di una vuelta por el pueblo. La verdad es que se nos pasó el tiempo volando y nos quedamos con las ganas de disfrutar de la obra de teatro leído que llevó a cabo el grupo María de la O, pero me consta que fue una obra amena y muy divertida que hizo disfrutar a todos los presentes.
Acabaron justo a tiempo para que pudiéramos ver el partido de fútbol, Madrid-Hércules, y empezar con la Fiesta de la cerveza. Y os preguntaréis, ¿en qué consiste esta fiesta? Pues en pasar un buen rato todos juntos bebiendo cervezas alemanas acompañadas de salchichas y tortillas.
Tras un día agotador y una copiosa cena, lo que más le apetece a cualquiera es irse a dormir. Pero los trevagüeses no somos cualquiera y siempre tenemos ganas de más fiesta. En un momento Leo preparó sus ya míticas luces y empezó a poner los éxitos que siempre triunfan, o lo que es lo mismo: Rocío Dúrcal, sanjuaneras, pasodobles... (más entrada la noche, dos mozos nos obsequiaron con una coreografía de Britney Spears, de la que no puedo hablar más si tengo aprecio a mi vida).
Muchos trenecitos y algunas copas después nos retiramos todos, y de esta forma dimos el día por concluido a eso de las 6 de la mañana.
Espero veros a todos el año que viene, porque yo repito.
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