por Asociación de Amigos de Trébago
Hoy nos acompaña Santiago Lázaro Carrascosa, nacido en Trébago (Soria), el 23 de septiembre de 1921, y colaborador habitual de La Voz de Trébago.
P.- A lo largo de su dilatada vida, -pronto cumplirá 88 años- ¿dónde ha vivido?
R.- Viví en Trébago hasta los 12 años. Después estudié en Soria el Bachillerato y luego estuve en Madrid y Zaragoza cursando Veterinaria, hasta que en 1947 me casé con Amalia García Carrascosa y nos fuimos a vivir a México, que era donde ella residía. En 1983 volvimos a España, y vivimos primero en Madrid y ahora en Logroño, aunque me escapo a Trébago siempre que puedo. Nos casamos en Zaragoza, el 4 de enero, y tenemos dos hijos, Santiago e Irene. Recuerdo que nos casó el párroco de Trébago, D. Félix Gil, natural de Fuentestrún.
P.- ¿Cuáles son sus mejores recuerdos de la niñez en Trébago?
R.- Las vivencias en el seno de la familia, con los padres, abuelas y bisabuela. A los abuelos no los conocí, pero sí a mi bisabuela Lorenza Cascante, que murió a los 95 años. Era una mujer muy humilde pero muy entrañable. Todos los días íbamos los hermanos a verla y nos daba un trocito de pan tostado a cada uno, y a veces, cuando podía, acompañado de media onza de chocolate, lo que nos ponía muy contentos.
P.- Tiene mucho interés por la Historia. ¿Cuál fue la causa de esta afición y cuándo comenzó a dedicarse a ella?
R.- Mis abuelas, desde pequeño, siempre me contaban las leyendas, las tradiciones, los oficios del pueblo... Luego, cuando estudiaba Veterinaria, el profesor de Fitotecnia tenía por costumbre encargar a los alumnos una historia de su pueblo. En aquellas vacaciones de Semana Santa conseguí redactar unas 12 ó 14 páginas con lo que me contaban, y comprobé que Trébago tenía historia. Después empecé a investigar en la Biblioteca de Soria y en la Nacional de Madrid, donde el Director, D. Florentino Zamora Lucas, natural de Valdegeña, me facilitaba el acceso a la información.
P.- ¿Había tradición investigadora en sus antecesores?
R.- En mi familia siempre destacó el interés por la Historia, las leyendas y las tradiciones de los pueblos. Y eso fue lo que yo aprendí de ellos.
P.- Sus investigaciones en Trébago, ¿las hizo solo o en compañía de alguien?
R.- Siempre investigué con mi hermano Pepe. Con él visitaba yacimientos arqueológicos, villas romanas, etc. Cuando me fui a México, él siguió siempre con las investigaciones. Cuando alguien encontraba algo, se lo llevaba a él, que se encargaba de guardarlo y después, puestos en contacto con el Director del Museo Numantino, nos ayudaba a completar las investigaciones.
P.- De sus hallazgos, ¿hay alguno que le produjo especial satisfacción?
R.- Sí, la piedra con caracteres íberos, las aras romanas, la pila románica del agua bendita de la antigua iglesia de Trébago, los molinos celtíberos, etc. En una finca de mi padre, a la orilla del Río Manzano, apareció una tégula. Seguramente allí hubo una villa romana. En La Vega, después de una gran tormenta, el agua abrió una zanja muy profunda en el suelo, y quedaron al descubierto muros que podían ser de un poblado celtíbero o romano. En fin, por los hallazgos podemos decir que primero estuvieron los Íberos, después nos quedan restos de los castros celtíberos, y por último de la civilización romana.
P.- Además de en La Voz de Trébago, ¿ha publicado los resultados de sus investigaciones en algún otro medio? ¿dónde? ¿cuándo?
R.- Tengo publicaciones en la "Revista de Soria", editada por la Diputación, en la revista "Castillos de España", publicación de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, y ahora espero que me publiquen un trabajo en la revista "Celtiberia", editada por el Centro de Estudios de Soria.
P.- ¿Cómo ha vivido su esposa su afán por la investigación?
R.- Siempre me animó y ayudó. Ella comparte conmigo la ilusión por estos temas, ha disfrutado de los hallazgos, y aunque en más de una ocasión le he robado tiempo para dedicárselo a la Historia, Amalia ha sido siempre muy tolerante conmigo.
P.- ¿Cómo ve Trébago en la actualidad?
R.- He visto una evolución muy importante a lo largo de los últimos años, que se ha producido, tanto por la intervención del Ayuntamiento como por la de la Asociación de Amigos de Trébago, y que han dado lugar al despertar del pueblo, que tanto sufrió en la época de la despoblación. Hoy considero que Trébago es un pueblo vivo y con interés de mantenerlo y mejorarlo.
P.- ¿Qué le gustaría para el futuro de Trébago?
R.- Sería estupendo que alguna iniciativa empresarial creara puestos de trabajo y que se siga desarrollando el turismo rural que se ha iniciado con la puesta en marcha de las casas rurales.
P.- ¿Qué ha supuesto para Ud. la revista de La Voz de Trébago?
R.- Un documento muy valioso que recoge la Historia para siempre. Un enriquecimiento para la sociedad, ya que facilita las relaciones entre todos. Tanto por el lado de los que están vinculados a Trébago desde cualquier parte del mundo, como para los que investigan y encuentran en ella la información que buscan. Y, además, quiero destacar que es un documento políticamente independiente y respetuoso, tanto ética como moralmente.
P.- ¿A qué se dedica en la actualidad?
R.- Me falta tiempo para leer todos los libros que me interesan. El último se titula "La cripta sellada", que hace alusión a fenómenos paranormales en Castilla y León. El autor, Ángel del Pozo de Pablos se puso en contacto conmigo para interesarse por la leyenda del convento de los Templarios, que había localizado en Internet por la publicación de La Voz de Trébago en ese medio.
Desde la Asociación de Amigos de Trébago agradecemos su labor investigadora, que tanto enriquece a los lectores de La Voz de Trébago. Y le deseamos que pueda seguir disfrutando de esta actividad durante mucho tiempo.
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