por José Alcolea Martínez
Durante la semana del 13 al 18 de agosto del corriente año, presenté en la sala parroquial -sacristía- de Matalebreras una exposición de documentos y fotografías pertenecientes a la historia de dicho pueblo que durante unos cuantos años he ido recopilando. Abarcaba desde 1525 hasta nuestros días. Todos los paneles a exponer ya llegaron semi-preparados desde mi domicilio en Barcelona; con la ayuda de mi esposa, algún amigo de la infancia y con todo un día de trabajo, todo quedó tal como lo tenía programado. Como tengo suficiente material recogido durante años de investigación, pensé que había llegado el momento de presentarlo en público y nada mejor para ello que durante las fiestas del pueblo.
Este trabajo lo ejecuté con cariño, poniendo en él mi mejor saber y entender, sin buscar ningún aplauso ni corona de laurel, estuve todas las hora que pude metido en la sala para atender a los visitantes, comentándoles algún documento expuesto y cuantas preguntas pudieran surgir, pero el tiempo se me pasaba volando, la asistencia fue numerosa y participativa, y quiero resaltar el interés mostrado por las personas descendientes del pueblo y sus familias, lo que me ratifica en pensar que cuando se realiza un evento de esta naturaleza, el pueblo responde; está imbuido en la historia, sobre todo los jóvenes, y a los mayores les gusta recordar o verse en algunas fotos de su infancia o juventud, por eso, el panel donde se encontraba la relación de maestros y maestras del siglo XX fue el favorito de muchos. No me corresponde a mí hacer la valoración del mayor o menor éxito de la exposición, eso lo tienen que hacer los visitantes, pero también quiero hacer constar (sin pecar de vanagloria) por las noticias que me han llegado, que la misma fue un éxito y ya están esperando la próxima. En el Heraldo de Soria de 18 de agosto de 2007 apareció la reseña de dicha exposición.
Cuando se investiga sobre la historia de un pueblo y, sobretodo de estos pueblos nuestros tan pequeños, siempre aparecen noticias de los pueblos vecinos, en este caso los de "la Rinconada"; esto es lógico puesto que nos encontramos en un contexto de vecindad con unas características prácticamente iguales, es decir la igualdad de cultivos, ganadería, costumbres, tanto religiosas como civiles, pertenecientes a la misma cabecera de comarca y a la antiquísima comunidad de "Villa y Tierra de Ágreda".
En este artículo me trasladaré a los años 1750. Por aquel entonces, la vida religiosa de sus gentes, o mejor diría, las costumbres religiosas arraigadas en sus vecinos, por tradición cristiana de sus antepasados y adoctrinamiento clerical, era muy parecida, por no decir igual, en todos los pueblos Castellanos.
En la Rinconada se celebraban procesiones, rogativas, letanías... a las ermitas que generalmente cada pueblo tenía dedicadas a diversos Santos o advocaciones Marianas, a las que asistían no sólo los vecinos de un pueblo determinado, sino que se juntaban los fieles de otros pueblos y, juntos con su cura correspondiente, pedían por sus cosechas, para que les protegieran de pestes, de tormentas, para que lloviera si tenían sequía, para que no viniera una pedregada. Practicaban lo que dice el refrán "a Dios rogando y con el mazo dando".
En Trévago ya estaba la ermita del río Manzano, en Fuentestrún la de San Pedro Laseca, en Castilruiz la Virgen de los Ulagares y en Matalebreras la de San Blas y San Sebastián; en este último se daba la circunstancia de que también se iba de rogativa a la iglesia de San Adrián también conocida como "El convento", situada en lo alto de la sierra del Madero, perteneciente a la diócesis de Soria; sobre este convento la tradición que ha llegado a nuestros días nos indica que pertenecía a la Orden de los Templarios (así nos lo transmiten los estudios realizados por los hermanos Pepe y Santiago Lázaro Carrascosa, ya publicados en esta revista). También podemos consultar "Memorias de un ochentón" por Pedro Lucas Delso (1948/49) nacido en Valdejeña, clérigo mayor y canónigo que fue en El Burgo de Osma, en el que nos describe el llamado convento de San Adrián en la sierra del Madero.
Pondré dos ejemplos de la interconexión de nuestros pueblos. Uno religioso y otro civil.
En 1750, en el acta de la visita eclesiástica que realiza el obispo de Tarazona a Matalebreras, entre otras cosas indica: Que la procesión que hacía el lugar y se ajuntaba con los lugares circunvecinos a la ermita de San Adrián, la cual está en el obispado de de Dsma; y deshecha e indecente, que convendría que, su cura, mandase se hiciese a la ermita de Nuestra Señora del Río Manzano.
En el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada, o de única contribución, en las cuarenta preguntas generales realizadas en Matalebreras el seis de agosto de 1751, nos encontramos con la siguiente información correspondiente a la trigésima segunda pregunta: ..."ay en este lugar, un médico, boticario y cirujano, que a el Médico se le dan Ciento Setenta y una medias de trigo Centenoso y trescientos y cuarenta y cinco Reales que, regulada la fanega a dicha consideración importan mill Ciento noventa y siete Reales. Que asimismo se le dan en el lugar de Muro por la asistencia en él ochenta y cinco medias de trigo de dicha especie , en el de Trebago por la misma razón, ciento y ochenta medias y en el de Montenegro trece medias de dicha especie y treinta Res. Y medio que regulada la fanega a catorce Reales, suman mil cuatrocientos sesenta y tres Res. Y todo tresmil cuarenta y dos Reales y medio de Vellón. Que a el Boticario se le dan por su conducta Ciento y cincuenta fanegas de trigo centenoso y sesenta Reales, que al mismo precio importan dosmil y cien Reales y ambas partidas, dosmil Ciento Sesenta Reales. Que a el Cirujano se le dan por su salario Ciento y Seis fanegas de trigo de dha especie que a la citada consideración Suman mil cuatrocientos ochenta y cuatro Reales. Que asibien se le dan por maestro de niños quince fanegas de trigo de la misma especie que a los catorce Reales importan, doscientos y diez, que asibien se le dan en el presente año en el lugar de Muro por asistir a él, quarenta y quatro fanegas de trigo de la dicha especie, que al citado precio suman Seiscientos y diez y seis Reales y todo dosmill trescientos y diez Reales". Si nos fijamos en esta información, podemos apreciar que el Médico ejerce en Matalebreras, en Muro, en Montenegro y en Trévago. El Boticario ejerce en Matalebreras.
El Cirujano ejerce como tal en Matalebreras y en Muro, y en éste último también como maestro.
Si hacemos números resulta que el que más ingresos tiene es el Médico, en segundo lugar el Cirujano y el tercero el Boticario. 3.042 Reales y medio, 2.310 y 2.160 respectivamente.
La relación entre nuestros pueblos normalmente ha sido buena; pero como en toda sociedad, entre pueblos vecinos, e incluso en un mismo pueblo, en algún momento de su historia han tenido discordias y pleitos (me refiero a los pueblos y Villa de Ágreda) En nuestro caso, ya desde el siglo XV tengo referencias de los mismos. Pero esto es otro tema que trataré en otra ocasión. Alcodos2@yahoo.es
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