por Benito Coterón Blanco
Querido lector: si estás leyendo esta revista es que, o eres de Trébago, o tienes algún tipo de vínculo con el pueblo a través de personas cercanas a ti, o que has disfrutado de una estancia en este bonito rincón de Castilla. Es por ello que doy por supuesto que sabes que el Grupo Scout "Sierra de Cameros" de Logroño (La Rioja) celebró aquí, en "La Tenería", su Campamento de Verano, entre el 16 y el 25 de julio. Fue una bonita experiencia que queremos narrar en "La Voz de Trébago".
Para un Grupo Scout, el Campamento de Verano es la culminación del curso. Nuestro método educativo, cuyas finalidades son potenciar la autonomía de niños/as y jóvenes para ser capaces de valerse por sí mismos/as, desarrollar el gusto por la alegría y la sencillez, vivir y convivir, e incentivar la motivación para participar en la sociedad practicando valores de solidaridad y compromiso con causas humanitarias, contempla la Naturaleza como un marco incomparable donde desarrollar su acción pedagógica. Los scouts vemos en la Naturaleza a una Maestra y una Madre. Por eso vamos de acampada o excursión siempre que podemos. Y, por eso, todos los veranos culminamos con un Campamento de larga duración (10-15 días) las actividades realizadas entre octubre y julio.
Para celebrar nuestros campamentos buscamos sitios lo más "salvajes" posible, en medio del monte. Pero este año fue distinto. Nunca hicimos un campamento en un área recreativa tan cerca de la "civilización". Ciertamente, "La Tenería" presentaba otros incentivos interesantes que garantizaban más calidad y más garantías en lo referente a salubridad, accesos y seguridad en caso de emergencia: cercanía al pueblo, circuito de agua corriente, sumidero de aguas fecales ... Aún así, no sabíamos hasta qué punto podía un sitio así saciar nuestra "sed de aventuras".
Pues bien: el balance, al final del campamento, fue muy positivo. Porque "La Tenería", amén de las ventajas antes reseñadas, era un lugar más que idóneo para resaltar el "toque mágico" con el que tanto nos gusta a los scouts adornar nuestras actividades pedagógicas, dándoles un barniz sugerente y divertido.
Empecemos por los más jóvenes, niños y niñas de 6 a 8 años, que en los Grupos Scouts se encuadran en la unidad que llamamos "Castores". Les llamamos así porque con ellos se utiliza de forma casi constante, como referente didáctico, un cuento titulado "Los amigos del bosque". En ese cuento, los protagonistas son los Castores de una colonia, donde todos son muy alegres y se ayudan entre ellos. Por eso, su lema es "Compartir". Como la colonia de los Castores del cuento se sitúa en un embalse que hay en el bosque, fue una muy bonita evocación el estanque de "La Tenería". Los Castores de nuestro Grupo vivieron con gran emoción el vivir junto a ese embalse que tanto se parecía al que salía en "Los amigos del bosque". No sólo porque se divertían mogollón bañándose, sino porque se sentían más "Castores" que nunca, y alucinaban cantiduvi viendo "su" cuento hecho realidad.
Los niños y niñas de 8 a 11 años, que en los scouts llamamos "Lobatos" porque su referente fantástico es "El Libro de la Selva" de Rudyard Kipling, también pudieron gozar de la magia de Trébago. Traían preparado de Logroño un proyecto elaborado por ellos mismos en el que evocaban el modo de vida de la Edad Media. Con esa ambientación, programaron una sucesión de juegos, canciones y talleres de creatividad y actividad manual, que culminaban evocando "El Señor de los anillos", con un torneo medieval en el que competían Elfos contra Orcos. Es fácil constatar la idoneidad del marco en el que iba a desarrollarse este proyecto: la visión de un torreón almenado y una antigua iglesia, y una visita al cercano castillo de Magaña, hacían más creíble para los/as niños/as su rol de personajes de la Edad Media. Sobre todo cuando dibujaron sus "blasones" en cartones recortados en forma de escudo a tamaño real, y los colgaron circundando el comedor. Imagínate, lector, la bonita estampa de estos "blasones" en el comedor, divisando, a poca distancia, el hermoso perfil de la iglesia y el torreón de Trébago.
Y es que cualquiera que tenga unas nociones elementales de pedagogía sabe lo importante que es para el/la niño/a de 6 a 12 años el desarrollo de la imaginación y la fantasía. Aunque parezca paradójico, eso les refuerza para afrontar mejor los problemas de la realidad, y es imprescindible para su madurez. Y, como has visto, lector, Trébago y "La Tenería" ofrecían un incomparable marco para ello.
Pero los chicos y chicas de más de 11 años (Scouts, de 11 a 14 años; y Pioneros, de 14 a 17) también pudieron disfrutar de la magia de "La Tenería". Porque allí se podía constatar eso que llamamos armonía del medio urbano y el medio natural. La visión del pueblo y de los inmensos trigales no desentonaba para nada con la belleza de los bosques de la Sierra del Madero (había que ignorar un poco el impacto visual de los molinos eólicos, pero bueno...) y la magnificencia del "Rey" Moncayo, que todo lo presidía. El canto de las copas de los chopos mecidas por el viento se hacía acompañar por el elegante tañer de las campanas. Y, por la noche, era emocionante contemplar la iglesia y el torreón iluminados, pero de manera que las estrellas del cielo eran perfectamente visibles, formando una inigualable estampa que nos invitaba por igual a reflexionar serenamente como a sacar una guitarra y ponernos a cantar. Éste y otros muchos detalles nos ponían de manifiesto un modo de vida, que antes estaba muy presente, en el que el ser humano vivía en armonía con la Madre Naturaleza. Y a los/as más mayores de nuestros/as muchachos/as les servía como referente para creer en eso que ahora se llama "Desarrollo Sostenible".
En algún que otro campamento anterior hemos sufrido incidentes porque algunos mocetes del pueblo cercano se acercaban a escondidas a nuestras instalaciones para gastar bromas pesadas. En más ocasiones de las deseables nos han provocado desperfectos muy serios, y hemos tenido situaciones con cierto peligro cuando, desde puntos altos, arrojaban piedras de gran tamaño sobre los lugares donde jugaban nuestros/as niños/as. Esas felonías eran, y son, atribuibles a cierta cerrazón mental muy propia de estos tiempos que vivimos, en los que el materialismo y la competitividad inhumana imperan por doquier.
Pero este año fue radicalmente distinto. En Trébago encontramos gentes amables, siempre dispuestas a ofrecernos su ayuda. Y caras sonrientes que nos preguntaban con mucho interés sobre las cosas que hacíamos, sin menoscabo de una exquisita discreción: no sentimos en ningún momento ánimo de inmiscuirse en lo que hacíamos. Es de destacar, en lo referente a la gente moza, cuán distintos eran los jóvenes de Trébago respecto a los antes referidos de otros pueblos. Queda entre nuestros más gratos recuerdos la actividad tan bonita que nos hicieron Juan y Nicolás, que fue una divertida y amena manera de descubrir Trébago, su historia y sus rincones. Y no podemos olvidarnos de la buena disposición de Vicente y del otro Nicolás, siempre atentos a nuestras necesidades. El lema de los scouts es "Siempre Listo", es decir, estar siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite. Y, en ese sentido, Vicente y Nicolás se comportaron como auténticos scouts.
Ahora, unos meses después, está aún presente la magia de Trébago. Ojalá que esos niños y niñas y esos jóvenes cuando, dentro de unas décadas, sean adultos, sigan recordando esos diez días de bonitas experiencias vitales, y que vuelvan para seguir descubriendo las maravillas de ese bello lugar.
Benito Coterón Blanco
Director de Campamento "La Tenería" '05
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