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Ustedes no me conocen



por Begoña Abad de la Parte

Ustedes no me conocen y en realidad da lo mismo. De mí, a parte del nombre, les puedo decir que soy impulsiva y sólo con esa pista de mi carácter podrán entender mi carta.

Yo sí les conozco a ustedes y es un fenómeno extraño al que asisto expectante, como a una cita a ciegas.

Les conozco a través de una revista que se llama "La voz de Trébago" y que por cosas de la vida que no vienen al caso (¡si yo les contara!), ha ido llegando a mis manos número a número.

El primero lo leí como leemos tantas cosas los que tenemos el vicio de convertir en lectura incluso la guía telefónica y encima le sacamos chispa, pero el segundo ya era seguir un sendero abierto. Así hasta llegar al nº 7 en el que me he encontrado con este puñado de palabras que os escribo (otro vicio mío, el de escribirlo todo), que se me caen de las manos y que os hago llegar por si tenéis hueco en vuestras casas.

Yo, que no he pisado vuestro pueblo, me he paseado con la mente por las callejuelas, desde el perímetro amurallado de los celtíberos, hasta la Peña El Mirón (a la que no llegamos en la excursión que hicimos).

Conozco vuestra Iglesia ahora tan iluminada y visible desde otros pueblos.

He refrescado el ánimo en el Cubizaño y comido el jamón de las fiestas. Incluso noto los kilos de más de tanto y tan bueno como ponéis en la mesa. Esas recetas de las abuelas, esa torta Caidera en las bodas, el chocolate con pastas...

Y qué decir de las verbenas, bailes de disfraces, cine en el frontón.

En fin, que estoy entusiasmada de haberos conocido. Me gusta la gente activa, optimista, dispuesta a la alegría y al trabajo en equipo, y en eso sois un ejemplo.

No sé si os habéis dado cuenta de vuestros logros: Conseguir aunar esfuerzos tanto para plantar árboles como para talarlos (¡qué hermoso documento el acta de la tala del Nocedo de la Balsa!); para construir algo tan de todos como el cementerio y escribir poesías al acontecimiento. Pero sobre todo para recopilar datos, agrupar recuerdos, buscar temas y remover piedras milenarias, sólo con el afán de que nada se pierda y que los que siguen apoyen su andadura en los que se fueron y sirvan a su vez de base a los que lleguen después.

Conseguir una revista tan cuidada y con tantísimo cariño es un alarde de voluntad y un ejemplo a seguir.

¡Cómo se ve que amáis esa tierra!

Sabed que con esto habéis conseguido que os conozca quien nunca estuvo en ella y que si alguna vez me acerco me sienta un poco como en casa.

Seguiré aprendiendo vuestras costumbres y celebrando vuestras mejoras, viviré el júbilo de los que van añadiendo hijos a esa gran familia de Trébago. Disfrutaré con nuestra cita entre las páginas de la revista y tendréis en mí una seguidora incondicional.


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