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Se jubiló el panadero
En la primavera de 1996 se jubiló Fidel, el panadero, y con él Teodora, "la panadera".
Como despedida quisieron invitar al pueblo a merendar (los hombres con los hombres y las mujeres con las mujeres, pero
todos en definitiva).
Desde esta revista, Conchita Romero Lores, la secretaria de nuestra Asociación, les dedica estas palabras:
En esta vida todo cambia, a veces para mejor, a veces para peor, pero es la ley y no nos queda más remedio que aceptarla.
Ahora nos toca, a este pueblo de Trébago, perder algo muy entrañable, "NUESTRA QUERIDA PANADERIA".
Se jubila Fidel, el panadero de toda una época, y con él y Teodora, su esposa, se van para siempre el pan tan rico que
tenemos, las magdalenas, bizcotelas, el tradicional bollo de Pascua, las tortas de chichorras, en fin, cosas tan de aquí que
ya serán historia.
Les deseamos desde estas líneas y de todo corazón a Fidel y a Teodora que disfruten de este tan merecido descanso y que de
ahora en adelante puedan gozar de toda las fiestas de las que se han privado para que nosotros lo pasáramos bien con los
riquísimos asados y otras muchas cosas.
Se va la panadería, pero se quedan unos buenos amigos y vecinos con los que todos contaremos para siempre.
Un abrazo general.
Así mismo, en la cena celebrada el 24 de abril de 1996, José Lázaro dedicó también unas palabras "a Fidel Tutor,
Panadero trebagüés que ejerció su oficio durante medio siglo largo en el pueblo, y para celebrar su jubilación nos invitó a
todos, mujeres y hombres, a una suculenta cena en el Cubizaño. A los postres se leyeron estas rimas amigables":
Al amigo panadero
queremos felicitar
porque llegó a jubilado
como es bonito llegar,
entero, pero rendido
al mandato de la edad,
(daremos explicación
sobre este particular)
... él dice estar muy "cascado"
yo dudo sea verdad:
por ser público y notorio...
que con achaques y "caclas"
sigue tomando "cubatas"
y eso nos mosquea a todos.
¡Pero la vida es así!
(no hay trayectorias iguales)
a los sesenta y cinco años:
"Unos con buenos redaños
y otros no valen dos reales".
¡Te cuentas entre los fuertes,
de lo cual nos alegramos!.
¡Gracias por tu invitación!.
¡Hoy aquestos tus amigos
desean de corazón,
disfrutes de ese descanso
bien llegado y merecido!.
¡No mandes esto al olvido:
Puede hacerse uno muy viejo
con "sopitas y buen vino".
Ni lo que dijo el geriatra:
"Poca cama, poco plato,
y mucha suela de zapato".
Por último, se cantó la copla que "cerró plaza".
Allá va la despedida,
de este pueblo de Trébago
hondamente agradecido
por lo bien que te has portado.
Esto improvisó y cantó el mejor cantador de Trébago, Fortunato Ruiz Ojuel.
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