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por Juan Palomero Martínez
Presidente de la Asociación de AMIGOS DE TRÉBAGO
Durante el tiempo transcurrido desde la publicación del número anterior, han tenido lugar en Trébago dos actividades importantes de las que nos hacemos eco en esta revista, y con las que nos alegramos tanto a nivel personal como de todos los miembros de la Asociación y del pueblo de Trébago en general.
Por una parte, la repoblación forestal. Se llevó a cabo los días 1 y 2 de marzo. Como dice el refrán, "un grano no hace granero, pero ayuda al compañero", y se plantaron más de 100 chopos. Bueno es empezar, y esperamos que el año próximo se puedan plantar otros tantos o más, y lo mismo en años sucesivos. Se conseguiría así que Trébago siguiera teniendo esa arboleda que tanta alegría le da al pueblo.
Para completar esa labor, el día 6 de abril se procedió a limpiar de maleza la zona de "el Salmocho". Estuvimos 29 personas. Allí hubo grandes, pequeños y niños, hombres y mujeres. Cada uno, en lo que sabía y podía, aportaba su granito de arena.
Sería bonito institucionalizar ambas jornadas. La de la repoblación y la de la limpia. Y en esas estamos, así que habrá que estar atentos, y ver si el año que viene acompaña el tiempo con las lluvias y continuamos la labor empezada.
Por otra parte, el homenaje a Dámaso Cabrerizo. Se merecía eso y más, pero al menos se dejó constancia en Trébago de lo mucho que hizo por el pueblo en los treinta y tres años que fue su Secretario, y se le dedicó la calle que hoy lleva su nombre. Se hizo en el lugar en el que tantas horas pasó trabajando, en el Ayuntamiento, junto a su casa.
Se celebró en la tarde del sábado 18 de mayo. Comenzó con una misa y, posteriormente, tras unas palabras del actual secretario, D. Justo Martínez, del alcalde actual, D. Emilio Casado, del que fue alcalde muchos años, D. José Lázaro, y del presidente de la Asociación de Amigos de Trébago, entidad que había promovido dicho homenaje con el sentir unánime de todo el pueblo, se procedió a descubrir la placa que lleva su nombre, en presencia de su mujer, Dª Piedad Izquierdo, de sus hijas, Laura y Cristina, otros familiares y muchos amigos, que sobrepasábamos el centenar.
Una lástima que aquí el tiempo no acompañara. Pero ello no fue obstáculo para que el cariño de todo un pueblo se manifestara hacia él y hacia sus familiares, en especial hacia Piedad y sus hijas.
Por lo demás, y cara al verano que acabamos de comenzar, sólo me resta desear un buen año a los que viven de la agricultura y la ganadería (de la pesca no digo nada, porque el río Manzano, aunque este año ha bajado agua en abundancia, creo que no está todavía en condiciones de dar peces).
Y desear que las fiestas sirvan de disfrute y descanso para todos los que estemos aquí.
Feliz verano a todos.
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