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La Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, de Trébago



por Jesús García Largo

Cuando realicé este trabajo, el archivo de la Iglesia comprendía desde 1.509 hasta la actualidad. De allí obtuve los datos que os quiero regalar. Solamente se ama lo que se conoce bien. Y lo nuestro debemos apreciarlo no por el valor que posea sino porque es un legado que tenemos que conservar y transmitir, porque es nuestra identidad.

Ya comenté en el artículo anterior que hubo otra iglesia más antigua que la que ahora tenemos, probablemente románica, por los restos que, dispersos, se han encontrado. Posteriormente, en el siglo XIV, en el gótico, encontramos la imagen de Ntra. Sra. del Río Manzano. Talla que se encontró según la tradición en el Río Manzano. Entronizada y con corona, tiene al Niño sentado sobre sus rodillas a modo de regazo, y lleva en la mano una manzana, mientras el Niño está en actitud de bendecir. Es patrona de arrieros y trajinantes. En la actualidad sus rostros y manos presentan la policromía original, pero el resto del cuerpo está recubierto por una capa de yeso que oculta su primitiva forma. Así quedó en la restauración anterior, y desafortunadamente no sabemos si perdió la policromía o si se esconde tras esa capa. Si se restaurase quizá nos llevásemos alguna sorpresa.

La iglesia actual no se construyó de golpe, sino entre finales del siglo XV y el XVIII. La nave central es la parte más antigua. Y se edifica en dirección este-oeste, junto a la torre. Es gótica por la hermosura de las bóvedas estrelladas, con sus terceletes decorados con clavos y escenas de la pasión. La entrada presenta arco de medio punto y parece ser la original. La torre está reformada, porque la espadaña donde están las campanas se hace posteriormente.

En el siglo XVII se hace la sacristía nueva, se adquieren imágenes para los retablos y se pinta el cuadro de San Ramón.

Es en el siglo XVIII cuando Trébago en su conjunto se reedifica. La iglesia se amplía, se le ponen nuevos retablos, se edifican las ermitas de Santiago, de San Sebastián y la del Río Manzano; y se levantan casas nuevas, cuyas fechas todavía observamos en los dinteles de las ventanas. También se construyen pósito.

¿Por qué en el siglo XVIII?. Porque con la llegada de los Borbones a España hay un nuevo renacer económico en actividades agrarias, ganaderas y de manufactura. América se reconquista de nuevo.

Trébago en los períodos 1.835-55 y desde 1.774 tiene ingresos importantes en las cuentas parroquiales. Además del párroco hay tres beneficiarios más. Lo que indica un gran fervor religioso y un peso económico muy fuerte de la iglesia para sostener a cuatro sacerdotes. Pienso que es en esta época cuando se rotura el monte próximo a la ermita y los Rozos, y las fincas se donan a la iglesia. Yo calculo, por los datos que he visto, que casi la mitad de las fincas del término pertenecen a la iglesia. Si esto no fuese así no hay explicación lógica que en el Cerro de Santiago haya una ermita, otra en el Prado Esteban y otra, la actual.

En cada ampliación de la iglesia observamos que el pueblo aporta trabajos y acarreo de materiales, pero la iglesia tiene rentas suficientes para pagar los retablos y las obras, y el obispado no tiene que ayudarle en ningún caso.

El pueblo de Trébago es muy generoso en las donaciones que en esta época hace a la iglesia. ¿Cómo se explica?. Creo que es fundamental señalar que Carlos III construye un pósito, como reza la inscripción que hay en la Casa del Ayuntamiento. Un pósito es un granero público que tiene un efecto recaudatorio y otro regulador de cosechas, para que no hubiese escasez en época de sequía o de malas cosechas. ("La Voz de Trébago", número 1, Diciembre 1994). Y centralizaba el control agrario de toda la Rinconada. Y eso aportaba beneficios. Además, toda la tierra de San Pedro, hasta Fuentestrún tenía una cabaña ganadera muy importante (se habla de 1.700.000 ovejas en la provincia de Soria para estas fechas). Había gentes que desde 1.273 se dedicaban al transporte de la lana hasta Bilbao, desde donde partía hacia Flandes para tejerse. No olvidemos que nuestra patrona lo es de arrieros y comerciantes. Eso es lo que comerciaban, lana.

En el pueblo había telares, y en Suellacabras, y en Fuentestrún también. De éste último pueblo se cita a Bernardo Martínez como maestro tejedor que surtía de paños a la Casa Real de los Borbones, y obtuvo premios por la calidad de sus tejidos, y llevó fama por ser buen maestro en el arte de enseñar el oficio.

Y el boom económico siguió hasta la Guerra de la Independencia. Y allí se deshizo porque los ingleses robaron las merinas y los mostrencos mejores, y acabaron con la ganadería ovina de la tierra alta. Todo esto, reportaba abundantes beneficios al pueblo y a la iglesia. Y para no extenderme más continúo con la ampliación de la Iglesia.

En 1.609 se hace la primera ampliación. Consiste en desplazar la sacristía desde el altar de San Blas a la torre. Y colocar un retablo a San Blas. Y para ello la cofradía del santo se gastó 600 reales.

En 1.717 se termina la obra decorativa más importante de la iglesia, el altar mayor. Así lo dice la inscripción que hay a sus pies.
"Este retablo se doró con la industria y limosna de los vecinos de Trébago, y se concluyó en 1.717".
Es de estilo barroco churrigueresco. Similar al de El Espino que planteó el vallisoletano Alonso Manzano y realizó Antonio Tagle en 1.686.

Está dedicado a Ntra. Sra. de la Asunción. Y a sus lados se encuentran San Juan y San Pablo. Se corona con un calvario.

El conjunto está incompleto, ya que se vendió el Sagrario, que era en pequeño una copia del retablo a modo de templete, la mesa de celebrar, y los bancos de nogal.

En 1.731 la iglesia se amplía por el sur y por el norte, con las construcción de las capillas de San José y de San Ramón. Los motivos que conducen a ello los narra el párroco al pedir permiso al obispado de Tarazona para comenzar las obras:
"Juan Martínez, cura del lugar de Trébago, dice que la iglesia de dicho lugar es tan pequeña que los fieles están en misa, en día festivo, con mucho incomodo y alguna indecencia, lo que no se puede evitar si no se hacen dos capillas para darle ensanche; y respecto de que la iglesia tiene algunos medios para hacerla sin que falten alimentos a dicha iglesia, y los fieles están decididos a concurrir con sus limosnas y conducir materiales para su decencia y menor gasto de dicha iglesia y por su conveniencia. Pido y suplico se conceda permiso ..."
En 1.735 se construye el actual pórtico, en el lado sur, con bloques de sillería regulares, que lo diferencian del resto de la iglesia que es de mampostería. En 1.752 se completa la torre levantando la espadaña actual para colocar las campanas y el campanil. Y así lo comenta el párroco:
"Juan Martínez, cura de Trébago, con su más respetuosa atención dice, por cuanto el tejado de la iglesia de dicho lugar está más alto que las troneras de las campanas y es causa de meterse las voces entre las bóvedas y el tejado de forma que en la mayor parte de dicho lugar apenas se percibe el sonido, y tal vez lo de no acudir los fieles al sacrificio de la misa, y no pudiéndose remediar ante tan reparable perjuicio, sin que se levante la situación de las campanas un tanto, pide y suplica se autorice según juzgase conveniente el arte, asegurando a Vtra. que la iglesia tiene medios bastantes ..."
En 1.772 se doran los retablos de San José y de San Ramón en 1.800 reales de vellón. El segundo retablo se hace para enmarcar el cuadro que existía en la iglesia.

En 1.755 se construye la sacristía actual y en ella se inserta la torre. En 1.757 se coloca al lado izquierdo del altar mayor el retablo de Ntra. Sra.del Rosario. La imagen es anterior al retablo, con incrustaciones de pedrería. Le acompañan San Sebastián y San Isidro. Es el retablo más innovador de los que se hacen.

En 1.767 al lado derecho del altar mayor se instala a San Blas en un nuevo retablo porque se quema el anterior. Es copia de la calle central del retablo mayor de la iglesia.

En 1.771 se realiza el retablo que cobija al Santo Cristo de Trébago. Es el único que tiene autor conocido; porque en el quinquilibri de la iglesia se dice:
"Yo, Domingo Romero, vecino de la ciudad de Soria, maestro escultor, confieso que recibí los trescientos y mil más reales de vellón por el retablo que tengo en la iglesia".
Es un retablo paramento para enmarcar una figura, de estilo Rococó, con estípites, cornucopias, espejuelos, elementos de la pasión, elementos decorativos. Termina con la Santa Faz.

El Santo Cristo es una talla de madera policromada, de tamaño natural, encarnado y con lágrimas de sangre, de gran patetismo. Su cabeza, coronada de espinas es triangular, similar a las de estilo gótico, y su cuerpo grueso, con gran estudio anatómico, de formas redondeadas, muy de estilo barroco vallisoletano. O el autor aprovechó la cabeza de otra imagen anterior o no guarda unidad de formas. Pero de todas formas es de una belleza sin igual.

En esta fecha, de 1.771, la iglesia se finaliza tal y como la conocemos ahora, si exceptuamos el cambio del pavimento, la limpieza de los retablos realizada hace tres décadas, y el arreglo de la cubierta. En el arreglo del suelo quedaron ocultas seis lápidas funerarias con sus inscripciones en el lado del altar, que correspondían a beneficiarios de la iglesia. En la restauración y dorado de los retablos quiero agradecer públicamente la aportación que en especial hizo D. Angel Córdoba, sin que sirva de menoscabo a la aportación generosa que todo el pueblo hizo, como ahora lo ha hecho y siempre que la iglesia lo ha necesitado, así ha sido como habéis visto reflejado en este escrito.

No puedo acabar el artículo sin citar lo que ha desaparecido y que figura en los libros: En 1.772 se construyó un monumento con cinco cuadros, cuyos temas se referían a escenas de la pasión, que en Semana Santa se instalaba en la capilla de San Ramón. No está, ni figura desde 1.962 entre los bienes de la iglesia. Tampoco están dos cálices barrocos repujados en plata dorada, ni la custodia procesional, ni los libros de música barroca del coro, ni las rejas que separaban el presbiterio y que eran del siglo XVI, ni los armarios de nogal de la sacristía, ni el armonio, ni los bancos de autoridades de nogal, ni el púlpito barroco, con ángel heraldo. Todo desapareció en los últimos cincuenta años. Lo único que no ha desaparecido es la generosidad de un pueblo que sabe conservar lo que tiene y que de nuevo se ha unido para realizar proyectos en común, como el arreglo del tejado de la iglesia.

Y para finalizar, yo os invitaría a que protegieseis más la iglesia en invierno reforzando rejas y cerrando el pórtico. Por mi parte creo haber contribuido a que conozcáis lo que tenemos de patrimonio, porque conocer es amar.


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