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El Cubizaño



por José Lázaro Carrascosa

¡Emblema de libertad
fue el cubizaño!. Un albergue
junto a la fuente del pueblo.
Hoy evoco su recuerdo
y retazos de su historia
que retengo en mi memoria
y con cariño mantengo.
Nació en el siglo dieciocho
y Carlos Cuarto reinaba.
De una hermana fue mellizo.
Trévago vivió el hechizo
de el cubizaño y la fragua.
Murieron el siglo veinte
en el año treinta y dos.
Después de grata aventura
les dio el pueblo sepultura
el mismo día a los dos.
Fue un centro libre y social;
posada de los mendigos;
campamento de gitanos;
tálamo de enamorados;
cubil de perros perdidos.
Y comentaba el tío herrero:
de las huestes de Durán
en él quedó una granada
que dejaron olvidada
junto a una hogaza de pan.
Fue cuando la francesada
(el tío "Roco" respondía)
que lo contaba mi abuelo.
Se juntaron en el pueblo
tres mil hombres aquel día.
También en una ocasión
los carlistas y su fuero
en él hicieron cuartel
y planearon en él
la conquista de San Pedro.
En él pernoctó el Chupina
aquella noche de luna:
al ya viejo bandolero
pensando en otro febrero
sólo su hurón le importuna.
Y le asaltan los recuerdos
pero al fin ... queda dormido;
y sueña con la ocasión
de su asalto a Beratón
¡se siente preso y herido!.
Y vagan por su inconsciente
los lamentos y las quejas
de veinte años de prisión...
Mas le despierta el hurón
y está su cárcel sin rejas.
!Amanece el nuevo día
a el cubizaño bendice
y de Trévago hace elogios...

Disipando sus enojos
lo que piensa y lo que dice.
También conoció alegrías:
hasta una boda gitana
en su seno celebró...
Y en su empedrado casco
el cacharro de Quintana.
Hubo fiesta por lo alto:
al fulgor de las estrellas
con las guitarras por fondo
escuchó del cante "jondo"
las melodías más bellas.
Era en los largos inviernos
que pastores en holganza
por la nieve o "por gotera"
en él hicieron espera
aguardando la bonanza...
Comentaban, discutían,
se arreglaban las polainas,
se secaban los peales
y se jugaban los reales
a la tanguilla o las chapas.
Mentidero de los viejos,
que animados por la bota
en días de fiesta grande
veían desde allí el baile
y jugar a la pelota.
Después de beber un trago
y fumarse un cigarrillo...
el gaitero le arrancaba
con más brío a su dulzaina
las notas de "El Serranillo".
Al socaire del "Gallego"
de mil citas amorosas
fue el cubizaño testigo...
!Cántaro, fuente y amigo,
miradas, novias y rosas.
(Un recuerdo cariñoso
para la loca que antaño
a las mozas "pinturetas"
les rompía las peinetas
allá junto a el cubizaño)
y con esta ya termino
de glosar este recuerdo,
esta vivencia, esta historia...
que es un pedazo de gloria
de la gloria de mi pueblo.

Trévago y diciembre de 1982.

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