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Se celebró el V día del trebagüés ausente

Trébago, 01/06/2014. Una vez más, ayer, 31 de mayo de 2014, acudieron a Trébago los que se fueron del pueblo y sus familias a recordar los viejos tiempos de su niñez y que sus descendientes conozcan sus orígenes.

Se celebró así el V día del trebagüés ausente

Esta vez fueron 83 los que después de un recibimiento en la Iglesia, visita a Casas rurales, Centro de Interpretación de Canteras Molineras, exposición de pintura, museo de Pepe, subida al Torreón, paseo por el pueblo, visita al taller de Dörte... se juntaron a comer en el Salón Social Las Escuelas.

No todos fueron a todos los sitios, pero la asistencia a los distintos lugares fue masiva.

Incluso algunos, después de comer, se subieron a las canteras molineras en la Peña del Mirón, en el Madero. Había que bajar la magnífica comida que habían preparado Javi y Vicente, a base de garbanzos, carne guisada, sandía, melón, pan, agua, vino y café.

En la sobremesa, sorteo de libros de Trébago, camisetas, dos noches de estancia en la Casa Rural Valmayor –con desayuno incluido–, y un cuadro con paisaje de Trébago, pintado y donado por Rosi Casado –de Peralta– para tal evento.

En la recepción intervino el párroco del pueblo, D. Alfonso García Bermejo, que destacó la restauración de la talla de la Virgen del Río Manzano, la colección de mantos y joyas expuestos en la Capilla de San Ramón Nonato, y rezó unas oraciones por las personas fallecidas recientemente.

Juan Palomero, Presidente de la Asociación de Amigos de Trébago, saludó a los asistentes diciendo:

Queridos amigos de Trébago.

En primer lugar quiero daros la bienvenida a esta reunión que aglutina a las personas que seguís teniendo a Trébago como algo cercano, aunque estéis físicamente lejos en vuestra vida cotidiana.

Si os soy sincero, reconozco que la celebración del Día del Trebagüés Ausente me ha parecido siempre una de las mejores ideas y actividades que se han organizado por la Asociación.

¿Cuántos pueblos conocéis en los que se hace algo semejante, que traten de reunir a los que un día se fueron –se tuvieron que ir– para buscar un futuro mejor?

Hoy vemos cómo muchas de esas personas, sus hijos, sus nietos, sus biznietos en algunos casos, acuden al pueblo de donde salió aquél primer emigrante de la familia, que luego puso sus raíces en la tierra de acogida, a la que están agradecidos, pero con la morriña de su lugar de origen.

Me imagino las “batallas” del abuelo contando lo que hacía de pequeño por las tierras de Trébago, cómo jugaba por sus calles, “robaba” la fruta en las huertas, algún huevo de algún corral o alguna gallina, para preparar una cena la cuadrilla de mozos, el levantarse a las tres de la mañana para ir a segar, cuando se segaba con hoz, se acarreaba con caballerías, se trillaba con trillos de piedra, se aventaba en la era y se subía el trigo al granero de casa, a base de sacos al hombro.

Y si la que cuenta la historia es la abuela, va desgranando cómo iban a lavar al lavadero –hoy “Cubizaño”–, a por agua a la fuente, a lavar al río el mondongo de la matanza.

Toda esa historia, esa cultura que se va perdiendo, se transmite de generación en generación de forma oral. Y así el pueblo sigue vivo, latente en el corazón de las familias.

Pero las palabras se las lleva el viento, y yo os animo a que dejéis constancia escrita de todas esas historias y vivencias, porque si no, se perderán.

Yo recuerdo chascarrillos que contaba Isidora, mi suegra, pero muchos ya no los recuerdo. Y mis hijas, cuando quieren cocinar algún plato especial, se preguntan muchas veces, ¿cómo hacía esto la abuela? Y nos entra la duda por no tenerlo apuntado.

Sin embargo, como anécdota personal, con los chorizos tomé una buena decisión. Los hacíamos siempre bajo la atenta mirada de Roberto, mi suegro, y la vigilancia y colaboración de mi suegra. Hoy en día los seguimos haciendo exactamente igual, gracias a que hace unos años, siendo consciente de que la vida no es eterna, decidí tomar apuntes de cómo era el proceso que se seguía en la matanza. Y guardo un documento plastificado que se titula “Chorizos Isidora”, que cada año se saca del cajón para seguir sus instrucciones al pie de la letra cuando llega ese momento.

Pues bien. Como digo, os animo –sobre todo a los más jóvenes– a que todos esos recuerdos e historias que cuentan los mayores los plasméis en un papel, los pongáis negro sobre blanco, y que el día de mañana os sirvan de recuerdo de esas vivencias que en Trébago vivieron vuestros progenitores.

Si, además, alguien nos los quiere hacer llegar para su publicación en La Voz de Trébago, será también bienvenido. No se trata de hacer una tesis doctoral, sino de poner sentimiento a eso que queremos recoger y transmitir.

No os canso más. Repito mi bienvenida a la celebración de esta quinta edición del Día del trebagüés ausente, con un recuerdo especial a los que queriendo venir no lo han podido hacer por cuestiones de salud, y a los Ausentes, con mayúsculas, que ya no están con nosotros.

Que pasemos todos un buen día. En la organización, aquí le pasaba yo la palabra a Anselmo, el actual alcalde. No ha podido llegar a tiempo, y me encarga os dé la bienvenida en su nombre. Os saludará luego.

Para terminar, unos avisos:

* En el tiempo libre que tenemos hasta la hora de comer podemos:

- Ver la exposición de mantos y joyas de la Virgen.
- Visitar el pueblo.
- Subir al torreón.
- Visitar el Centro de información, y la exposición de pintura que hay en el primer piso. La entrada al Centro vale un euro, pero la Asociación invita a todos los visitantes y se os dará la entrada correspondiente, como recuerdo de la visita. ** ¿la película?
- Las hermanas Lázaro, Iris y Berta, han organizado el museo que preparó su padre, José Lázaro (Pepe). Es particular, pero lo tendrán abierto para que lo podáis disfrutar.

* La comida será a las 2 y ½ en las escuelas.

* Al final de la comida, como en ediciones anteriores, sortearemos varios libros de “Trébago, un pueblo soriano”, de Santiago Lázaro, “Mi primer verano en Trébago”, de Antonio de Benito, varias camisetas, y dos noches de estancia en la Casa Rural Valmayor, para dos personas diferentes, es decir, habrá dos sorteos de una noche cada uno. Y, como colofón, sortearemos un cuadro alusivo a Trébago, pintado y donado por Rosi Casado, que se lo agradecemos.

* Si alguien quiere subir al Madero a ver las Canteras, puede hacerse con coche. Merece la pena.

Repito, que pasemos todos un buen día.


Todos los asistentes se fueron encantados y felices del día que habían pasado en Trébago recordando sus raíces.